Luego de la cosecha récord del ciclo 2022/2023, cuando Brasil levantó 10,55 millones de toneladas de trigo según datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), el país no logró consolidar su expectativa de ir hacia el autoabastecimiento del cereal y de reducir la dependencia del grano importado, en gran medida desde Argentina y Uruguay. En efecto, en la campaña siguiente a la de esa mayor marca la producción cayó hasta los 8,10 millones de toneladas y ahora, cuando se lleva recolectado cerca del 40% del trigo 2024/2025, otra vez se augura un volumen en torno de los 8 millones de toneladas.

“Hoy nuestra estimación para la cosecha de trigo es de 8 millones de toneladas, lejos del potencial previsto en el inicio de la campaña, que era de 9,50 millones de toneladas”, reconoció a La Nación Elcio Bento, analista de la consultora brasileña Safras & Mercado. En esa línea, el lunes la filial en Brasil de la firma estadounidense StoneX redujo de 8,09 a 7,89 millones de toneladas su cálculo sobre el volumen de la producción del grano fino. En tanto que la Conab, que el martes actualizará sus proyecciones mensuales, en su reporte de septiembre pronosticó 8,81 millones de toneladas, por debajo de los 9,59 millones previstos inicialmente.

Para Bento, en el ciclo anterior los Estados del sur de Brasil (especialmente Rio Grande do Sul y Santa Catarina) sufrieron debido al exceso de lluvias, lo que afectó la disponibilidad de semillas. “Eso, sumado al desánimo por los bajos precios, redujo el área sembrada en la región. Más al norte (del centro-norte de Paraná y hacia arriba en el mapa), el trigo compite en área con otros cultivos, especialmente con el maíz de la segunda cosecha (safrinha). Además, la sequía afectó la productividad. Como resultado, la región del Cerrado, que en la campaña pasada produjo 1,40 millones de toneladas, este año aportará menos de 1 millón de toneladas”, explicó el analista.

Agregó que, en Paraná, además de la sequía, dos heladas en agosto dañaron cultivos que estaban vulnerables a las bajas temperaturas. “Desde un potencial inicial de 3,80 millones de toneladas, es posible que ese Estado, el segundo mayor productor de trigo de Brasil, no supere los 2,60 millones de toneladas. Y hay que tener presente que los molinos harineros de Paraná consumen 3,80 millones de toneladas de trigo por año”, destacó.

Para el presidente ejecutivo de Abitrigo, Rubens Barbosa, más allá de la caída en el volumen de la cosecha respecto de las previsiones iniciales, no se esperan grandes problemas con la calidad del grano brasileño. “Las estimaciones que manejamos nos hablan de un volumen próximo a los 8,10 millones de toneladas, con un nivel general muy bueno de la calidad”, destacó

Agregó que ahora la atención está centrada sobre el arranque de las labores en Rio Grande do Sul, donde la entidad prevé una cosecha de entre 4 y 4,20 millones de toneladas. “No se esperan problemas con la calidad allí, pero hay cierto riesgo de excesos de humedad que habrá que ir monitoreando en las próximas semanas”, advirtió.

En cuanto a las necesidades de la industria, Barbosa dijo a La Nación que “la demanda será atendida en gran parte por la producción doméstica y por la importación de poco más de 5 millones de toneladas que, según esperamos, serán originados en su mayoría en la Argentina. También habrá compras en el mercado internacional, pero, especialmente dentro del Mercosur, hasta completar las necesidades brasileñas, que proyectamos en torno de los 12,80 millones de toneladas”.

Según la estadística publicada por Abitrigo con datos para los primeros ocho meses del año, Brasil acumuló compras de trigo por 4.546.018 toneladas, de las cuales 2.954.066 toneladas fueron compradas a la Argentina; 608.810 toneladas a Uruguay; 501.116 toneladas a Rusia; 238.842 toneladas a Estados Unidos, y 208.143 toneladas a Paraguay, entre los principales proveedores.

“Es importante señalar que pese a ser menor que lo esperado, la actual cosecha se mantiene un 50% por encima del promedio de los cinco años precedentes, lo que nos indica una reducción de la demanda de grano importado”, destacó Barboza. Fuente: La Nación-Dante Rofi