FOTO Ing. Agr. Camilo Fernández

Panorama Agrícola conversó con el Ing. Camilo Fernández, sobre los resultados de la agricultura y sus perspectivas en el centro del país

¿Cómo calificaría el clima durante el último año?

Climáticamente ha sido espectacular, con rendimientos record para la zona y bastante parejos.

Ya entrado el invierno, empezó a mostrar la mala cara, complicando las siembras y las implantaciones, en algunos casos. Mucha lluvia concentrada en junio y julio perjudicó el arranque de los cultivos. De no cambiar rápidamente las condiciones de humedad actual, a este nivel puede empezar a perjudicar trigo y cebada

¿Cómo se presentó la variación de área este año y cuál es el estado de los cultivos actualmente?

No hubo un gran aumento en trigo y cebada. Se aumentó el área de colza para grano, que pasó bajo mucha agua. Las sembradas más temprano están mejor que las más tardías. Se pudo cumplir en gran parte con control de hoja ancha y alguna fertilización con urea, si bien en la mayoría de los casos debería haberse echado urea el clima no lo permitió. Las variedades que van a hacer punta van a ser las más resistentes.

Las cebadas presentan un ciclo más adelantado, al no agarrar tanta lluvia y sí más sol. Estaría faltando alguna helada, de forma que seque el suelo que el Nitrógeno llegue a la planta, lo cual no está sucediendo ante la humedad constante en el suelo.

¿Qué resultados arrojó la cosecha de verano?

Tuvimos una cosecha de soja muy buena, lo que animó a la gente con alguna deuda encima, pensando en poder pagarla. Con 2 cosechas buenas, los campos van mostrando el potencial de rendimiento y en base a eso la gente empieza a replantearse las rentas. Con rindes buenos, empieza a analizarse la estructura de costos.

¿Cómo perfila esto la negociación de las rentas?

Hasta ahora se negocian. No hay superficies que hayan cambiado de arrendatario o que hayan cambiado de manos y el precio actual no ayuda a tomar la decisión. Creo que hay que empezar a revisar la estructura de costos y en ver bajo cuál modalidad. Ver qué tipos de porcentajes, si se usa el puente verde o no. Al ser zona ganadera se puede hacer arreglos en kilos de carne. Sería lo más justo.

¿Queda mucha soja sin vender?

Entiendo que no se ha vendido mucho y queda todavía una buena cantidad en bolsones. Con el escenario de precios no se movió, salvo las sojas que se debían por la seca del año anterior. Después de eso, el que pudo quedarse con algo se quedó, incluso pensando en guardar para semilla, porque la cosecha fue muy buena en general. Los US$/ton 320 fue un precio disparador, fundamentalmente para quienes tenían producción comprometida desde la seca del año anterior. Gran parte del resto se guardó, esperando mejores valores a los que poder hacer valer el aumento del rinde por el efecto año.

¿Cómo fue el año para el maíz en la zona?

En agosto/setiembre de 2018 se sembró más maíz temprano. Hubo un área interesante, que terminó confirmándose con muy buen rindes. También se sembró maíz de segunda, aunque no está claro si finalmente aumentó, debido a los problemas de excesos hídricos de diciembre y enero. El sorgo se sembró bastante menos al año anterior, marcando una tendencia decreciente en área. Considerando lo complicado que resulta armar un mercado líquido de sorgo, quien quiera para convertir grano en carne, va a buscar maíz y no sorgo.

¿Cuál fue el rinde y cómo se ubica frente al promedio histórico de la zona?

Las soja de primera dieron entre 2,8 mil y 2,9 mil kilos por hectárea, mientras que las de segunda llegaron a entre 2,6 y 2,7 mil kilos por hectárea, lo que representa un plus de 700 kilos por hectárea por encima de la media histórica de la zona.

Incluso con estos rindes, el productor tenía una expectativa de obtener un rinde 10% superior a lo que terminó obteniendo.

En resumen la soja tuvo una respuesta muy buena, los maíces de primera tempranos muy buenos también. Lo poco de sorgo que hubo enfrentó temperaturas frías durante la siembra.

Si bien los grupos de soja no explotaron en rinde, cuanto más largo el ciclo e indeterminada la variedad, las 5.5 y 6.0 fueron las de mejor respuesta para este tipo de clima. Este año sacaron ventaja las más largas e indeterminadas. En las sembradas hasta el 10 de noviembre, las 6.1, 6.2 y hasta 6.8 se destacaron.

¿Cuál considera que debe ser el manejo del cultivo para poder acercarse a esos rindes?

No hay recetas, pero en primer lugar hay que ver cuál es el costo/beneficio, la alternativa en cada sistema para ver las limitantes en cada situación. Desde la semilla y la fecha de siembra. Hay que hacer un manejo específico de la fertilidad en estos suelos cansados de tanta agricultura continua. Existen requerimientos diferentes en diferentes momentos del ciclo. Para eso estamos los técnicos.

Se están viendo chances en la ganadería, para que los empresarios aprovechen lo bueno que han hecho, para poder sembrar pasturas y convertir y rotando chacras. Lo que sí creo es que no hay intención es de arrancar de cero campos que vienen de agricultura. Habría que hacer un buen diagrama y planificación de rotaciones sobre algunos campos, buscando pasarlos a una fase de pasturas, dentro de un esquema agrícola-ganadero.

¿Qué perspectivas ve para el área para la próxima siembra de verano?

El área no debería bajar, así como no bajó la de cebada y trigo en relación a años anteriores. La colza también se va posicionado en la zona. A los productores les gusta en esta fisionomía de campos más quebrados y drenados para producirla. Antes podía dar más miedo por el momento de cosecha, pero hoy la logística ya no es un problema para este cultivo. Existe un parque de maquinaria suficiente para poder estar tranquilo al momento de sembrar. Además el know-how de productores que aprendieron a producirla, tal como pasó con la soja.

Es una alternativa para cultivos de invierno, como negocio, entregando un rastrojo temprano y el buen momento de precio que muestra la hacen tentadora. Hay que trabajar mejor la variabilidad de rindes, que es muy amplia. La gente está aprendiendo a cultivarla y le ha perdido el miedo.

¿Cómo se posiciona la agricultura en el centro del país ante el desafío de una ganadería en crecimiento?

Veo que la agricultura necesita en esta zona estar más volcada al negocio ganadero, sin importar en qué lugar se intersecten. Si en la relación de rentas, o en la rotación agrícola ganadera, o en convertir grano en carne. En esta zona la combinación es necesaria.

Creo que primero, pensando en la sustentabilidad de los suelos, necesitan rotación y pasar por fase de pasturas. Por otro lado la ganadería viene empujando muy bien y es una buena alternativa para el uso de puentes verdes.

Haciendo las cosas bien, con cargas controladas y dejando sin hacer pastoreos intensos donde no se pierda materia seca para incorporarla. Los animales, instalaciones, alambrados y la gente capacitada, están. Debería poder manejarse sin problemas.

¿El análisis también es válido considerando los cultivos de invierno?

Al momento de analizar el flujo financiero, la alternativa de producir carne en invierno es comparándola con cultivos que dejan margen bastante escaso, incluso pese a la variación de años, como para generar un buen negocio. Por debajo de 4,5 mil kg no se puede pensar en sembrar trigo. La cebada entra en función de los contratos ya establecidos con las malterías, por lo que hay un mercado más líquido. Pero productivamente es parecida la situación a la del trigo.

¿Qué enseñanzas considera que deja un año particular como el actual?

Decisiones se toman en función del potencial del cultivo. Creo que sí habría que ver en años de precios malos ir a buscar su mejor rinde. Siempre tiene la herramienta de conocer el cultivo. Este año dio la idea del techo de cada chacra lo que sumado a los costos, puede armar los márgenes. Este año se reafirma la idea de que los rindes son variables, según el año. Además, la variación del precio debería llevar a negociar las rentas en función de la producción y no en dólares fijos.

Hay que trabajar sobre eso. El problema es que hay demanda de campo, hay empresas con negocios diferentes y distorsionan el mercado de las rentas de campos. Entonces el agricultor queda en condiciones desventajosas y asumir una renta en dólares o kilos fijos puede llevarte a tomar una mala decisión. Rentas variables en función a la productividad y con precios no atados. Que todos cobremos en los mismos precios y que los actores tengan el mismo escenario de precios. Hay mucho para hacer con estructura de costos e impacto sobre rentabilidades, más allá de precios malos.

Pudiendo proyectar cuánto rinde voy a tener, poder tener claro a cuánto ‘’compro la soja’’.

Perfil

Camilo Fernández

Ingeniero agrónomo, por la Udelar, desde 2005

Es asesor agrícola ganadero, independiente

Realiza su actividad profesional en Durazno