La soja terminó la semana con saldo a favor en Chicago por el atraso en la siembra brasileña como consecuencia de las adversas condiciones ambientales, con excesos de lluvias en el sur y con la sequía en el centro-norte. Para el maíz el balance fue levemente bajista y la razón estuvo en la Argentina, tras las precipitaciones que mejoraron las perspectivas para el cultivo. Por último, el trigo reflejó mayoría de bajas, pero muy leves, por magras exportaciones semanales estadounidenses, entre otras razones.

El viernes la soja sumó la cuarta rueda alcista consecutiva y completó así una semana positiva para sus precios en Chicago, donde los contratos noviembre y enero ganaron 2,33% y 2,44%, al pasar de 476,66 a 487,77 y de 484,83 a 496,68 dólares por tonelada. Con el cierre inminente de la cosecha estadounidense –ya habría avanzado sobre el 94% del área apta–, que finalmente será bastante inferior a las previsiones iniciales, el mercado se quita de encima un factor de presión bajista.

El inicio de la campaña 2023/2024 para la soja en Brasil está lejos de ser el ideal. En efecto, los excesos de lluvias en el sur y en el sudeste del país ponen en riesgo planes de siembra y cultivos –se registran anegamientos de campos y desplazamiento de tierras que afectan rutas y caminos en Paraná–, mientras que el déficit de humedad y las altas temperaturas limitan el progreso de las labores en el centro-norte y en el centro-oeste, afectando en modo particular a Mato Grosso, el principal Estado productor de soja.

Según datos publicados el viernes por la consultora brasileña Pátria AgroNegócios, la siembra de soja progresó sobre el 50,67% del área proyectada, por debajo del 64,64% de igual momento de 2022 y del 59,54% promedio de los últimos cinco años. Advirtió que en Mato Grosso y en Rondônia el trabajo de campo enfrenta "grandes dificultades para acelerarse debido a la falta de lluvias. Reportes de clientes indican que hay regiones donde ya se debería haber terminado la siembra y que este año ni siquiera la han iniciado". Según esta firma, que proyecta el volumen de la nueva cosecha de Brasil en 155,80 millones de toneladas, por debajo de los 162 millones estimados por la Conab y de los 163 millones previstos por el USDA, el actual atraso de la siembra "no es todavía un acontecimiento catastrófico, pero ya elimina el techo de producción previsto". Fuente: Grandar Research