La economía sufrirá el fuerte efecto negativo de la sequía en el año 2023 que no podrá ser compensado por el inicio de actividades de la segunda planta de celulosa de UPM, pero el impacto inicial de la nueva planta se observará en 2023 y 2024 a través del incremento de la producción industrial, indicó este jueves el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) en un análisis.
“En un contexto externo menos favorable que en el pasado, el papel del consumo interno será clave, pero el impacto en el crecimiento se verá mediado por la relación de precios relativos con Argentina. La economía crecerá apenas 1% en 2023 para comenzar a recuperarse en 2024, alcanzando un crecimiento de 2,5%. Aunque la economía mostró signos de enfriamiento en el segundo semestre de 2022 y los impactos de la sequía ya se observaron al final de 2022, en nuestra opinión no están presentes los elementos necesarios para configurar un contexto de recesión (caída del nivel de actividad), aunque sí de estancamiento”, alertó.
Según Cinve, el shock que implica el déficit hídrico por el que Uruguay está pasando, cuyo efecto negativo se percibe desde finales de 2022, afectará en todo el año 2023 y, de acuerdo a declaraciones de jerarcas oficiales, continuará con efectos negativos, aunque de menor intensidad, en 2024. El dato correspondiente al cuarto trimestre de 2022 ya incorpora este impacto, configurando información valiosa sobre el efecto de la sequía sobre el PIB y su crecimiento. El impacto neto de estos dos eventos genera una corrección a la baja en el crecimiento anteriormente proyectado para 2023 del IVF del PIB, próximo al 1%.