
Tras el cimbronazo que implicó para los mercados la política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a principios de abril, el mundo parece, lentamente, comenzar a encauzarse nuevamente en un marco más previsible y menos caótico.
La cumbre de este jueves entre las dos personas más importantes del mundo, Trump y el presidente chino, Xi Jinping, aunque sin grandes anuncios de largo plazo, logró una “tregua” que se extenderá por un año por medio de la cual, por un lado, Washington le quita la sobretasa que los bienes chinos debían pagar para ingresar a Estados Unidos —pasan a pagar 10%— y, por otro, Beijing se compromete a comprar soja estadounidense, algo que había estado evitando hasta el momento, además de ponerse de acuerdo en el cada vez más trascendente tema de las “tierras raras”.
Los precios de la soja en Chicago aumentaron US$ 15 por tonelada en la previa a la reunión, pero en las primeras horas tras el anuncio del acuerdo los precios a futuro se mantuvieron entre estables o levemente a la baja.
Todavía quedan algunos puntos por esclarecer, como el arancel que deberá pagar la soja de Estados Unidos para ingresar a China, que hoy es de 20%, y debería bajar a 10% para no quedar en desventaja frente a otros proveedores, fundamentalmente los países del Cono Sur americano.
“El mercado está totalmente presionado a la baja por la industria frigorífica"
De las trabas arancelarias más altas en más de 100 años, se está bajando de forma lenta a un contexto algo más “normal”. A su vez, el caótico ir y venir de Trump con sus anuncios contradictorios (el “así como te digo una cosa te digo la otra” del hemisferio norte) está conduciendo a un escenario un poco más previsible, que permite a los operadores mirar con un horizonte de más largo plazo.
Aunque esto todavía no ha llegado a todos los sectores. En el caso concreto de la carne vacuna, los importadores estadounidenses manejan dos grandes polos de incertidumbre, que son la implementación de la cuota adicional de 60 mil toneladas para Argentina y una eventual rebaja de los aranceles punitivos al producto brasileño luego de la cumbre Trump-Lula en Malasia. Esto les hace limitar las compras al corto plazo, de manera de no quedar expuestos a cambios de política que trastoquen las condiciones del negocio.
Queda mucho camino por recorrer para que las aguas se calmen, pero por lo menos cambió el viento y el caos está tendiendo a ser menor.
 
  
  
 
 
 
 
  
  
 