Ministros de Finanzas de todo el mundo se reunirán esta semana en Washington D. C. para las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, mientras la administración Trump intenta avanzar en una serie de negociaciones bilaterales con sus socios comerciales.

Estas conversaciones estarán empañadas por las crecientes preocupaciones sobre las perspectivas de la economía global. Para los socios comerciales de Estados Unidos, el sombrío panorama económico importa, independientemente del nivel de aranceles que Washington les imponga. “Muchos países se verán afectados indirectamente si los aranceles de EEUU debilitan sustancialmente las perspectivas económicas de sus socios comerciales”, señala Karen Dynan, investigadora principal del Instituto Peterson y economista de Harvard.

Las expectativas de crecimiento económico mundial han empeorado desde el anuncio del “Día de la Liberación” del 2 de abril por parte de Trump. En un evento del Instituto Peterson la semana pasada, Dynan redujo su pronóstico de crecimiento global para 2025 del 3,2% al 2,7%, y el 82% de los inversores encuestados por Bank of America este mes espera que la economía global se debilite. Goldman Sachs ahora prevé un crecimiento interanual del PIB mundial de apenas 1,4% en el cuarto trimestre, menos de la mitad del 3% registrado a fines del año pasado.

El FMI recortará sus propias proyecciones de crecimiento cuando publique su Informe sobre las Perspectivas de la Economía Mundial el martes. “Nuestras nuevas proyecciones de crecimiento incluirán recortes significativos, pero no una recesión”, declaró el jueves la directora gerente Kristalina Georgieva.

Todo esto implica que incluso los países que mantienen expectativas optimistas de lograr un acuerdo comercial con Estados Unidos estarán atentos al panorama económico mundial.

“Las guerras comerciales son contractivas para la economía global, y además son difíciles de manejar para los bancos centrales”, afirma Kimberly Clausing, también investigadora principal del Instituto Peterson. “Una recesión global es un problema especialmente desafiante, ya que la reducción de la demanda en cada país perjudica aún más a los sectores exportadores de otros países”.

En otras palabras, en una economía global estrechamente interconectada, incluso las disputas comerciales bilaterales pueden generar efectos en cadena.

Fuente: Bloomberg

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