La previa de la tercera edición del remate Angus Family del escritorio Gustavo Basso desde la Expo Prado el pasado viernes tuvo una charla a cargo del director de Conexión Ganadera Ing. Agr. Pablo Carrasco. Allí el empresario y productor disertó sobre el concepto de “ganadería regenerativa”, un sistema productivo que permitiría dar un salto productivo y ambiental para asegurar la permanencia de productores de menos de 500 hectáreas en su rubro.

Dijo que hoy en el mercado internacional vale más “secuestrar carbono” que “evitar emisiones” porque hubo “mucha fruta” con casos de engaños en este último caso en países como Brasil, Colombia o Paraguay. En ese sentido, indicó que hoy no todas las plantaciones de árboles tienen el mismo valor para el mercado de carbono, ya que no es lo mismo plantar para la industria de la celulosa (ciclos más cortos), aserraderos (mediano plazo), o para abrigo o sombra de los animales (largo plazo).

Carrasco comentó que los bonos de carbono en el mercado internacional pueden valer desde US$ 1 a US$ 50, y que lo importante es que el “comprador te crea”. Hoy los principales demandantes de estos instrumentos ambientales son básicamente las grandes compañías de aviación y petroleras. En ese contexto, indicó que Uruguay es líder en América Latina en 20 indicadores que son bien valorados por demandantes de los bonos de carbono (estabilidad jurídica, institucionalidad, bajos niveles de corrupción, etc). Marcó como un detalle importante que las empresas que certifiquen tienen que ser de “primera línea”. Añadió que en su caso personal trabaja con una empresa líder de Suiza para la certificación de unas 50 mil ha que maneja Conexión Ganadera en su porfolio.

Carrasco indicó que la medición se hace desde el día 1 al año 10, y consideró que en otros rubros como la “agricultura” o la “lechería” la posibilidad de aumentar el secuestro de carbono es muy acotada por el uso intensivo que se realiza del suelo. Recordó que la productividad de la ganadería prácticamente se ha estancado en 100 kg/ha carne por año. Con una superficie de 13 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería (10 millones de ha para la cría y 3 millones para recría e invernada), “tenemos todo para duplicar la producción y elevar el secuestro de carbono”, aseguró Carrasco. Añadió que el desafío es la “permanencia” y asegurar que lo que “metiste en el suelo es para siempre”.

Asimismo, advirtió que la ganadería por sí sola no consigue tener un balance positivo en carbono. En ese sentido, indicó que los predios ganaderos deberían destinar un 5% de su superficie para forestación, preferentemente para madera para aserraderos o para abrigo de los animales. La ganadería regenerativa busca tener más carbono en el suelo. Para ello se requieren descansos de 60-90 días en los potreros. “La receta son más divisiones y agua en la parcela”, afirmó, y precisó que este sistema se pueda aplicar tanto en pasturas naturales como en praderas. Según Carrasco, con la ganadería regenerativa se pueden generar ingresos por unos US$/ha/año 60 por la venta de bonos de carbono. “En Uruguay tenemos el petróleo de fotosíntesis”, destacó. Si ese plan se aplica en forma extensiva en el país, la producción de carne podría aumentar 73%, las exportaciones 118%, y Uruguay sería capaz de alimentar a 75 millones de consumidores con su carne vacuna.

Carrasco admitió que el financiamiento para avanzar con la ganadería regenerativa es un tema a resolver. En ese sentido, se mostró optimista en un análisis que está haciendo el BROU para diseñar una línea de crédito para ese plan. Dijo incluso que los productores podrían tener la opción de pagar la inversión en sus campos con los propios bonos de carbono y quedarse con el aumento de la productividad, ya que la carga animal por ha aumentaría en un 50%.

El director de Conexión Ganadera recordó que hoy un productor ganadero necesita en promedio unas 500 ha para poder cubrir sus costos y vivir. “El que está por debajo de esa superficie tiene fecha de vencimiento”, consideró. Carrasco dijo que, con la ganadería regenerativa, un productor ganadero de 100 ha podría llegar a cubrir su canasta familiar. Como sugerencia, el empresario planteó no realizar las inversiones en forma gradual y que ya desde el segundo año se debería duplicar la producción en el predio. “Es importante el asesoramiento técnico porque no se pueden pagar cotos de aprendizaje”, alertó.

“Esto es bueno para el pequeño productor y el ambiente. Tenemos que aprovechar la ventana que tenemos”, dijo Carrasco al final de su charla.