Un estudio reciente elaborado por el contador Federico Piegas para el proyecto Ganadería Sostenible Uruguay ofrece una radiografía detallada de la estructura de costos de los sistemas ganaderos del país.

El trabajo, que se encuentra en el Anuario que Opypa difundirá la semana que viene, se basó en un formulario enviado a productores, entrevistas a referentes, análisis de información de instituciones como el IPA y FUCREA y consultas a proveedores de insumos.

El resultado permite comprender cómo se distribuyen los costos según distintos sistemas productivos y qué rubros tienen mayor incidencia.

El relevamiento —que incluyó 16 establecimientos de Salto, Tacuarembó, Durazno, Flores, Lavalleja, Maldonado, Rocha y San José— confirma un patrón transversal: la mano de obra es el principal componente de los costos, con un peso promedio del 36%, aunque con una variabilidad muy amplia entre predios (20% a 52%). Cuando se simula un escenario sin considerar la mano de obra no remunerada, este rubro cae al 17%, pero aun así se mantiene entre los más significativos.

En segundo lugar aparece sanidad y reproducción, cercano al 10% del total, seguido por rubros como suplementación, impuestos y costos de comercialización. La administración es el componente de menor incidencia, con apenas 1% en promedio.

El estudio también evidencia una fuerte heterogeneidad entre sistemas. Los criadores, con menor nivel de inversión e infraestructura, registran los costos por hectárea más bajos (US$ 48 a 119). Los invernadores, en cambio, presentan los costos más altos (US$ 272 a 385 por hectárea), impulsados por una mayor proporción de área mejorada y un uso intensivo de pasturas, maquinaria y suplementación.

Los sistemas de ciclo completo se ubican en una franja intermedia, con costos que van de US$ 89 a 367 por hectárea.

Otro hallazgo es el peso creciente de los costos vinculados a pasturas, cultivos forrajeros y suplementación, especialmente en sistemas intensivos. A su vez, los costos de comercialización alcanzan niveles elevados en modalidades con alta rotación de animales, como la recría.

El trabajo subraya la importancia de interpretar estos resultados con cautela: los promedios pueden ocultar diferencias significativas entre productores, influenciadas por escala, calidad de suelo, nivel de intensificación, uso de tecnología, estado de la infraestructura y criterios contables aplicados.

El trabajo advierte que “no persigue evaluar la eficiencia económico-productiva de los sistemas, ni estimar la rentabilidad de la actividad, ni interpretar las decisiones individuales de los productores en relación con sus costos. Se plantea como un estado de situación, que busca identificar los componentes centrales de la estructura de costos en la ganadería pastoril”.

Más allá de la diversidad, de la investigación la estructura de costos de la ganadería uruguaya está fuertemente determinada por el factor humano y por el manejo forrajero, dos componentes que condicionan la eficiencia económica y la resiliencia frente a eventos climáticos extremos.

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