Uruguay tiene el precio de la hacienda para faena más alto de todos los países exportadores del mundo. La referencia es incluso superior a la de los feedlots estadounidenses, donde esta semana es de US$ 3,95 el kilo carcasa, mientras que en Uruguay el novillo especial de pradera no baja de US$ 4,05.
Es un hecho que la industria frigorífica tiene números muy apretados, con toda seguridad trabajando con márgenes negativos este año y buena parte de 2018. Pero algunas industrias tienen más “espalda” que otras para soportar estas situaciones, máxime en esta oportunidad en la que el “ciclo de baja” está resultando bastante más largo que lo usual.
Una demostración de lo antedicho es la evolución que ha tenido la faena en estos últimos años en las plantas más grandes y en las de tamaño medio y pequeño. Las empresas de mayores dimensiones, multinacionales o con mejor acceso al crédito, han logrado sostener e incluso aumentar su producción de carne vacuna, en tanto que las medianas ven mucho más difícil mantener el nivel de actividad cuando implica pérdidas económicas por cada animal faenado.
En los últimos tres años, desde que comenzó este ciclo de bajas, las cinco principales empresas frigoríficas del país elevaron su participación porcentual dentro del total faenado en desmedro de las de tamaño medio.
En 2016 las cinco principales empresas del rubro faenaron 53,9% del total de vacunos; esa proporción creció en 2017 —cuando los números se empezaron a apretar— y la tendencia se mantuvo en 2018 y primer semestre de 2019, cuando alcanzó 62,8% del total. Es verdad que este conjunto incluye una planta más desde 2018 —Minerva incorporó frigorífico Canelones—, pero la tendencia se observaba desde antes y continuó este año. En 2018, por ese hecho, dio un salto adicional.
Las cinco restantes principales empresas de faena (puestos 6 a 10 en el ranquin) contrajeron en dos puntos porcentuales su nivel de actividad, al pasar de representar 20,9% de la faena en 2016 a 18,8% en lo que va del año en curso.
Pero no son las que más sufren la actual situación. Estas son las cinco siguientes que, de ser 14,5% de la faena en 2016, solo representan 9,9% en el primer semestre de 2019, en una persistente tendencia declinante que se agudizó a partir del recalentamiento del mercado en 2018. Incluso pocas semanas atrás una de las de este grupo, frigorífico Florida, suspendió la actividad. Tiene el agravante de no contar con la habilitación a China, algo esencial en momentos en que se consolida como el mercado hegemónico, pagando precios superiores a todos los demás destinos.
Sería importante para el complejo cárnico mantener una demanda por hacienda diversificada, tanto con la salida de la exportación en pie como con un buen número de empresas frigoríficas que mejoren las posibilidades de colocación, no solo de la hacienda sino también de la carne en el mercado internacional. Las grandes escalas son imprescindibles para la colocación de volumen, pero las de menor escala también lo son en la búsqueda de nichos de valor.