Con el mayor aumento del precio de la vaca gorda respecto a la de invernar y con el productor colocando más kilos al momento de la venta, el negocio de la invernada ha venido mejorando los ingresos en lo que va del año.
Tomando una invernada de 180 días, los productores en octubre del año pasado reponían sus vacas de invernada en US$ 1,65, pesando 381 kilos, de acuerdo con los valores de los remates por pantalla de ese mes (Pantalla Uruguay, Lote 21 y Plaza Rural).
Seis meses después, según los datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC), esas vacas se vendieron como gordas en US$ 2,14 en pie, con 473 kilos. Por lo tanto, el precio de compra por cabeza fue de US$ 629 y el de venta, seis meses después, de US$ 1.012, una diferencia de US$ 383 por cabeza que son los que debieron cubrir los costos de producción, los financieros y el saldo será el margen del negocio.
Si esta ecuación se realiza para las vacas gordas vendidas entre diciembre del año pasado y abril de este año, se observa que la diferencia entre el valor de compra de la vaca de invernar al bulto y el de venta como gorda a frigorífico, ha venido mejorando en este período, subiendo 8,6%.
Cuando los precios tienden al alza, la diferencia en el tiempo entre el momento de compra y el de venta beneficia al comprador. Eso es lo que ha venido pasando en estos últimos meses.
Si se observa la relación de reposición entre el precio de la vaca de invernada y la vaca gorda en la misma semana, la relación de reposición está en el eje de 0,86 en lo que va del año. Esta relación se ha mantenido relativamente estable desde mediados del año pasado y por debajo de la relación en el ejercicio 2023/24, sugiriendo que el negocio de la invernada de vacas está resultando más rentable en el ejercicio corriente que en el anterior.