El pasado 7 de diciembre, Central Lanera Uruguaya (CLU) y Lanera Piedra Alta SA decidieron presentarse en concurso voluntario de acreedores, lo cual fue aceptado por el juez Letrado de Concursos. Aunque ambas empresas son parte de un mismo grupo, los trámites se están llevando por separado, según explicó Gabriel Ferreira, integrante de la Asociación Uruguaya de Peritos (AUPE) en diálogo con Valor Agregado en radio Carve.
La situación financiera se atribuye a diversos factores, como el descenso en las ventas debido a tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania. Estos fueron los motivos planteados por Central Lanera como causantes de la situación actual.
El pasivo total de ambas empresas asciende a aproximadamente US$ 17 millones, con una gran parte correspondiente a acreedores financieros, entre ellos el Banco República y Oikocredit. Además, se encuentran productores, cooperativas y organismos públicos entre los acreedores.
En cuanto a la reorganización del negocio, se está buscando la venta de la planta industrial ubicada en Florida. Además, Central Lanera está enfocándose en reducir la relevancia del negocio de la lana y ampliar su participación en la venta de cordero en pie, así como en la incursión en la venta de ganado vacuno.
El proceso de reestructuración contempla una junta de acreedores programada para el 16 de agosto, primero en Lanera Piedra Alta y luego en Central Lanera. La empresa tiene la posibilidad de presentar un convenio con sus acreedores antes de esa fecha. En caso de no llegar a un acuerdo, se entraría en una etapa de liquidación concursal.
En caso de liquidación, la ley prevé la realización de una venta en bloque de la unidad productiva, en lugar de un remate, con el objetivo de mantener la empresa intacta en la medida de lo posible.