El mercado lanero es muy impredecible y siempre se ha señalado por parte de los diferentes consignatarios e industriales que no existe una zafra igual a la otra y es lógico que así sea, debido al dinamismo que tiene el mercado, sin embargo ha experimentado a lo largo de la historia una serie de bajas importantes tras súper ciclos de subas destacadas. Recordemos que así fue considerado este período de subas por parte de Crhis Wilcox, en el marco del Congreso Mundial del Merino Australiano aquí en Uruguay en 2018.

Repasando lo sucedido los resultados de los remates en Australia muestran que si bien tenía fluctuaciones que llevaban el Indicador de Mercados del Este por encima de los US$ 10 y volvía a bajar desde mediados de la zafra 2015/16, fue en enero de 2017 cuando se estabilizó por encima de esta referencia hasta llegar a los US$ 15,47 en junio de 2018 y ahí se mantuvo fluctuando en ese entorno hasta setiembre de ese año y comienza una secuencia bajista que rompe la barrera de los US$ 10, en marzo de 2019 y se ve aún más agravada en la presente zafra debido a la pandemia del Covid-19 y su impacto en la economía.

Desde el pico de precios en junio de 2018 a la actualidad, el indicador ha retrocedido más del 53% en dólares estadounidenses. Es la caída más importante en los valores desde que colapsó el Plan de precios de reserva en Australia. 

Si marcamos al comienzo que el mercado lanero es muy impredecible, hablar de un posible mercado ha futuro para la fibra puede tener un margen de error muy importante. Una mejora en la demanda de la fibra y por ende una mejora en los valores, dependerá de la recuperación de la confianza del consumidor final en su situación económica y sanitaria frente a la pandemia del Covid-19 principalmente y luego a otros factores como la competencia con otras fibras, tanto el algodón como las sintéticas, y los posicionamientos políticos de los diferentes países, como por ejemplo la guerra comercial entre China y Estados Unidos.