El mercado lanero uruguayo mostró en las últimas semanas un repunte significativo tras varios meses de quietud. Pablo Iramendi, integrante de la Unión de Consignatarios y Rematadores de Lana del Uruguay, explicó que “en la semana se dio que una firma salió a comprar, lo cual hace pensar que precisaría lana o tenía que cumplir algún contrato, y algunas otras firmas salieron a acompañar y la verdad que los valores pegaron un salto interesante”.
Recordó que en la última zafra los precios se mantuvieron estables, sin grandes oscilaciones, aunque con momentos de mayor o menor demanda. Sin embargo, en esta ocasión la suba fue repentina y más marcada, lo que genera expectativas, pero también riesgos: “A mí las subas o bajas tan abruptas no me gustan porque después le tengo miedo al planchazo”, indicó.
Menor producción global
Uno de los elementos que sostiene la visión optimista del mercado es la caída de la producción de lana a nivel mundial. Iramendi indicó que “han bajado la producción de lana en todos los países, Uruguay, Argentina, Australia”, lo que limita la oferta y genera un escenario propicio para un alza en los valores. Agregó que los remates en Australia muestran menor volumen y que los exportadores en Uruguay no están saturados de stock como en otros años, lo que da espacio a una mayor fluidez comercial.
Expectativas de consolidación en la demanda
El consignatario proyectó una zafra con mayor firmeza en la demanda respecto a la anterior. Recordó que en la pasada hubo dificultades para colocar lotes certificados o ultrafinos, lo que generó incertidumbre en algunos momentos. En contraste, considera que la actual temporada ofrece un panorama distinto: “Hoy yo creo que va a haber una demanda más consolidada. Cuando hay demanda, cuando hay pedidos de afuera, todo como que empieza a andar”.
Aun así, aclaró que los vaivenes en los commodities pueden generar movimientos imprevistos y que el mercado internacional sigue sujeto a factores externos. De todas maneras, confía en que el sector se encuentra mejor posicionado que en zafras previas: “Ojalá que sea una zafra que podamos trabajar todos tranquilos, que no sea tan alocada como esta semana pasada”, sostuvo.
El rol del productor en la comercialización
El comportamiento del productor frente a la suba es un punto clave para el desarrollo de la zafra. Iramendi advirtió que “el productor en suba no es muy vendedor”, ya que tiende a esperar para obtener mejores precios. En este sentido, la brusca variación registrada en las últimas semanas llevó a que algunos concretaran negocios, especialmente en lanas finas, pero no constituye la tendencia general.
“Si vos tenés un Merino que estabas vendiendo a equis dólares un mes atrás y en una semana te hablan de un dólar más, te rompe los ojos. Y entonces hay mucha gente que frente a esta situación vendió, pero no es la lógica que el productor venda en suba”, ejemplificó. Según su análisis, la mayor oferta suele aparecer cuando el mercado se estabiliza o comienza a bajar, momento en el que muchos productores deciden desprenderse de sus lotes.
Iramendi remarcó la importancia de la mejora de precios para sostener el entusiasmo de los productores. Señaló que la combinación de costos elevados y un dólar estancado había generado desánimo en el sector: “El productor venía muy desestimulado con el tema de los precios. Hoy para el productor todos los costos son altísimos y eso iba desmotivando”, afirmó.
La suba de las últimas semanas, aunque aún incipiente, abre una expectativa de recuperación en la motivación de los productores y puede contribuir a sostener la producción. No obstante, advirtió que este escenario también representa un desafío: “Ojalá que los productores no estén regalados para vender, ojalá que se pongan duros porque es el trabajo de todo el año”, expresó.