La caída en la producción de soja tendrá un fuerte impacto en la generación de divisas del complejo agroexportador y uno de los principales productos afectados será la harina de soja, que es el principal mercado de exportación de Argentina. De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), los 25 millones de toneladas que se esperan producir este año representan una caída del 40% en relación con la campaña pasada, y la mitad del promedio de la última década.
El impacto sobre el comercio exterior será un golpe duro de absorber para la economía argentina, necesitada de dólares para recomponer reservas. En este contexto, las exportaciones del complejo sojero se reducirían un 30%, con pérdidas cercanas a los US$ 7.300 millones.
“Hay que remontarse a la campaña 1999/2000 para encontrar cifras más bajas y, como consecuencia, Argentina cedería su posición dominante en el mercado de harina de soja”, advirtieron desde la entidad.
Por primera vez en años, la agroindustria argentina cedería el liderazgo en el comercio exterior de este subproducto. La BCR calculó que los despachos correspondientes a la campaña 2022/23 se ubicarán sobre los 20 millones de toneladas, un 29% del comercio global. Por primera vez desde el ciclo 1997/98, Brasil lideraría las ventas.
Qué pasará con los aceites y el biodiésel
De acuerdo a estadísticas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), las perspectivas de oferta y demanda mundial para los ocho aceites vegetales más importantes permiten anticipar un récord de producción y consumo para el ciclo 2022/23.
Luego del retroceso en el consumo registrado el año pasado, se comenzó a evidenciar una recuperación. La consultora Oil World proyectó un crecimiento significativo de la demanda para los próximos meses entre abril y septiembre de 2023, debido a la posible tendencia alcista de la producción de biodiesel en Indonesia, Brasil y Estados Unidos y una recuperación en la demanda mundial de alimentos.
“No obstante, aún no se descuenta con totalidad el escenario productivo de aceite de soja de Argentina, lo cual provocará ajustes en los próximos meses”, señalaron desde la BCR. La falta de materia prima que sufre el complejo oleaginoso local se hace sentir en las proyecciones: mientras el USDA estimó una producción de aceite de soja de 6,9 millones de toneladas para Argentina, las proyecciones locales son menores, con un horizonte de 5,5 millones.
Esta merma en la elaboración de aceite de soja tendrá un impacto directo en la producción de biodiésel. El panorama para esta cadena de valor se visualiza por demás complejo, sobre todo a nivel de mercado doméstico.
Por un lado, la sequía y la desaceleración económica esperan mermar la demanda de transporte tanto de granos como de personas, lo que lleva a recortes en el consumo interno de biodiesel.
Las políticas oficiales con respecto a los biocombustibles agregaron una cuota de incertidumbre que no ayudó al negocio. Según la bolsa rosarina, el año pasado hubo seis meses con corte obligatorio del 5%, cuatro meses con corte del 12,5% y casi dos meses con corte del 7,5%, porcentaje vigente en la actualidad.
“La certidumbre en la dinámica de cortes para el año podría dar más previsibilidad al sector para poder operar durante este complejo año”, concluyeron.
Fuente: Infocampo