En el marco de la Expoactiva Nacional 2023, la firma IPB organizó una charla titulada Canola, análisis de los resultados productivos de la zafra 2022 y perspectivas para 2023, a cargo del Ing. Agr. Esteban Hoffman, de Unicampo Uruguay.
En la última campaña de siembra, el área de colza orilló las 350 mil ha, unas 123 mil ha más de lo que había mostrado la Encuesta de DIEA. “El desafío que tenemos ahora es que la novia no se vaya corriendo”, lanzó Hoffman.
El experto recordó que la canola está creciendo al ritmo que lo hizo la soja entre 2005-2010. Añadió que se está mejorando año tras año con los productores pioneros que comenzaron a implantar el cultivo en 2015 y “gente nueva que se está sumando. La curva de aprendizaje sigue su curso”, indicó.
La maquinaria disponible en las últimas campañas permitió levantar “algunas restricciones”. Además, según el director de Unicampo, el cultivo lentamente está accediendo a mejores ambientes, al igual que el trigo, cebada y maíz. “Hay productores de punta que siguen mejorando. Empezamos a ver canolas con sistemas de riego”, destacó.
“La sábana de la canola se va extendiendo hacia el centro-este, como pasó con la soja”, acotó. De todas formas, el corazón agrícola concentra más del 50% del aérea. Soriano pegó un salto de 45 mil ha durante la anterior campaña y llegó a las 80 mil ha en 2022.
Restricciones
A juicio de Hoffman, en Uruguay todavía persisten áreas donde se está implantando este cultivo que tiene “severas restricciones productivas”.
Si bien el rendimiento promedio de la última zafra fue de unos kg/ha 1.700 y estuvo alineado a la campaña anterior, el Ing. Agr. consideró que se “debería haber estado algo por encima” de ese umbral.
“Lo que no puede pasar es que se nos desplome el área”, consideró. Hoffman recordó que 2022 fue un año raro porque con una “seca terrible todo el mundo esperaba niveles de productividad mucho más bajos en trigo, cebada y canola, algo que no terminó ocurriendo”. De hecho, en trigo fue la mejor campaña y el segundo mejor registro en cebada.
La clave para esa productividad fue una radiación elevada con bajas temperaturas, que contrarrestó el déficit de lluvias que se dio en la primavera.
El área de siembra y la “no revancha”
Hoffman consideró que hoy “nadie tiene la certeza” de cuánta será efectivamente el área de siembra de canola y pasó un mensaje para los productores que “se dieron un palazo” con la última campaña de verano con la soja y el maíz. “En la agricultura nunca hay que ir por la revancha. Además, siempre tenemos que pensar con cabeza de doble cultivo”, recordó.
Dijo que “nadie tiene la certeza de cómo se comportará el clima”, aunque los pronósticos ya hablan de lluvias por encima de lo normal para el invierno-primavera.
“No precisamos una revancha, venimos de un invierno espectacular. Si viene el segundo golpe, estamos en un problema. ¿Y si nos pegamos un segundo palazo?, se preguntó.
Los resultados que procesó Unicampo con sus chacras determinaron que la fecha ideal de siembra para llegar a las 3 toneladas de colza por ha se dieron a mitad de mayo.
“Ojo con la manija de que sembrar temprano es lo mejor. El problema son las heladas”, advirtió.
Además, consideró que el área del cultivo se va a sostener en la medida que sea un “buen negocio para los productores”. Además, dijo que se debería tener cuidado en relación con la rotación (cultivo sobre cultivo no se debe utilizar), al tiempo que hay que descartar las chacras que son “altamente susceptibles” a Phoma (hongo). En 2020, esta enfermedad llevó a pérdidas de kg/ha 500. “Cuidado con este tema; hoy el rendimiento de equilibro está en unos kg/ha 1.500”, indicó.
“No estamos esperando un invierno seco como el pasado”, remarcó.
Otro de los temas que Hoffman llegó a tener cuidado es con la presencia de herbicidas como Diclosulam en chacras antes de implantar colza. “Cuidado con este tema, porque también hay otros herbicidas peligrosos que no solo le pegan a la canola”, advirtió. También consideró que se debía prestar atención a los niveles de azufre y no solo al potasio y fósforo.