Tras caer un 2%, de 532,23 a 521,58 dólares por tonelada, el valor de la soja completó el viernes la tercera rueda bajista seguida en la Bolsa de Chicago y quedó en el nivel más bajo desde los US$/ton 520,66 vigentes el 17 de noviembre último. Además, en la semana la posición mayo de la oleaginosa acumuló una pérdida del 3,9% frente a los US$/ton 542,52 del viernes pasado.
Esta secuencia bajista, que viene siendo motorizada por la acción vendedora de los grandes fondos de inversión, tiene fundamentos exógenos, como la incertidumbre en torno del sistema financiero, que no logró ser disipada tras la nueva suba de tasas dispuesta por la Reserva Federal de los Estados Unidos el miércoles, pero también responde a factores propios del mercado agrícola. Y entre ellos, el principal es la cosecha récord de Brasil que, prevista en torno de los 153 millones de toneladas, barrió con la influencia alcista derivada del derrumbe productivo en la Argentina.
La entrada de ese volumen inédito en el nivel mundial –la recolección ya superó el 65%–, que le posibilitará a Brasil elevar sus exportaciones de 78,73 a 92,99 millones de toneladas según las proyecciones de la Compañía Nacional de Abastecimiento, dependiente del Ministerio de Desarrollo Agropecuario brasileño, ya comienza a generar problemas de almacenaje fronteras adentro, razón por la cual se empiezan a acelerar las ventas de los productores, que venían más lentas de lo usual, presionando de manera más tangible los precios internos y haciendo aún más competitivo el valor del grano en el mercado de exportación, cuestión en la que también contribuyó en los últimos días la devaluación del real frente al dólar.
“Las ventas de la cosecha 2022/2023 están en torno del 35,4%, cuando ya deberíamos tener comercializado alrededor del 51%. Ahora, la mayor oferta que ingresará en el mercado debería ser perjudicial para los precios. Para principios de abril esperamos ver las ventas aproximándose al 45% de la oferta”, dijo Luiz Fernando Gutiérrez, analista de la firma Safras & Mercado, durante el Agri Week organizado por la firma brasileña.
El lado B de las mayores exportaciones brasileñas es la ralentización de las ventas estadounidenses, hecho que volvió a quedar expuesto en el informe semanal sobre exportaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), donde el organismo relevó ventas externas de soja por 152.500 toneladas, por debajo de las 665.000 toneladas del reporte anterior y del rango previsto por los operadores, que fue de 400.000 a 900.000 toneladas.
El especialista de Safras & Mercado auguró que las previsiones para los precios de la soja en Chicago durante el segundo trimestre del año no son positivas. “Todo dependerá del área que se siembre en Estados Unidos y de la evolución del clima en ese país. Por lo tanto, el productor tiene que aprovechar ‘cualquier respiro’ para negociar”, señaló Gutierrez, en relación con los pasajes alcistas que se pueden generar.
La referencia a la campaña 2023/2024 no resultó casual, dado que los operadores especulan con un crecimiento del área, tanto para la soja como para el maíz en Estados Unidos (el viernes el USDA publicará sus perspectivas de áreas). Y el jueves, como para agregar un dato bajista, se registraron lluvias sobre buena parte de las principales zonas productoras de granos gruesos del medio oeste de ese país, donde en breve comenzarán las labores previas al inicio de la siembra y donde todo aporte de humedad es bienvenido.