El arranque de la zafra de cosecha de cultivos de verano no muestra grandes cambios respecto a las expectativas que se tenían en lo previo, con chacras de soja donde directamente se optó por no trillar, otras donde se están obteniendo rendimientos muy magros —en algunos casos solo alcanza para cubrir el costo de la cosecha—, y otras donde se puede pensar en superar el umbral de los kg/ha 1.000. Sin embargo, el inicio con las primeras trillas está mostrando un panorama poco auspicioso y con problemas de calidad.

Ignacio Riet, directivo de la Asociación Rural de Soriano y asesor agrícola, dijo a Valor a Agregado de Carve que el peso del poroto de soja de las primeras trillas “es muy dispar; hay granos verdes, negros, amarillos, blancos”. “Hoy la primera segregación entre chacras es entre las que se cosechan y las que no”, indicó. Agregó que “las chacras que llegan a cosecha se están logrando entre 500 y 600 kilogramos por hectárea, por debajo de lo esperado”.

En tanto, el Ing. Agr. Alexis González, gerente agrícola de Dalmás Agro, dijo a Punto de Equilibrio que las últimas lluvias de 30-40 mm en dos episodios que recibió el litoral sur llegaron tarde para los cultivos de verano en su gran mayoría, por lo que no hubo una reversión en sus estados. Incluso llegó a reverdecer algunas chacaras, lo que hoy complica para la trilla por alguna chaucha verde que aparece. Un umbral de kg/ha 250-300 es el número que cubre, asumiendo que la semilla es de buena calidad, es el mínimo que se requiere para cubrir los costos de cosecha y transporte. “Lo que se está viendo en algunos lugares es que la calidad es muy fulera, con mucho daño ambiental”, advirtió el responsable de Dalmás Agro.

La firma arrancó el pasado lunes a cosecha una soja de primera (sembrada en noviembre) en la zona de Conchillas, Colonia, con un rendimiento de kg/ha 800-900. Esta fue una de las zonas más afectadas por el déficit de lluvias. Sobre las sojas de segunda, dijo que están lejos aún de cosecha, pero son las que se llevaron la parte en cuando a crecimiento y área que directamente se perdió. Se estima que alrededor del 50% del área de soja de soja de segunda no podrá cosecharse en esta campaña 2022/23.

En el caso de los maíces de Dalmás Agro, tanto de primera como de segunda, el destino mayoritario fue el picado o el enfardado. “Quedó muy poca área de maíz de segunda para trillar. Vamos a pasar la máquina, pero no están lindos”, explicó González. La firma tiene previsto cosechar unas 300 ha de maíz, de una superficie de siembra que rondó las 1.200 ha.

 

Siembra de invierno

Los rastrojos de maíz de primera y segunda fue a colza invernal, que ya están naciendo, pero ahora está faltando agua para que se terminen de armar. El atraso en las cosechas de soja puede llevar a que área que estaba pensada para colza pueda destinarse a cebada o trigo, ya que la fecha óptima de siembra se acerca a su final, además el incentivo en materia de precio para la colza está hoy muy lejos de la foto del año pasado (US$/ton 400).

“Este año es impresionante la cantidad de bicho bolita que hay en las chacras; hay que tener cuidado porque hace daño”, alertó González.

Por otro lado, añadió que luego de realizar los análisis de suelo para las siembras se esperaba contar con una mayor cantidad de nutrientes (fósforo y potasio) de los que aparecieron. “Están en niveles normales porque lo que estamos fertilizando como un año normal”, acotó el técnico. Existe una posibilidad de que los cultivos de soja que se perdieron o se picaron tengan una mayor carga de nutrientes.

Para Riet, “el panorama en el Excel no es malo, aunque luego habrá que afrontar los posibles problemas climáticos. Más que apuntar a un producto, se está viendo que diversificando los tres cultivos –colza, cebada y trigo— se logra mayor estabilidad”.