El gobierno argentino aprobó la comercialización de varias del trigo transgénico HB4, que es tolerante a la sequía, de la firma Bioceres, y en la cadena agrícola surgieron algunas interrogantes como si su dispersión representa un riesgo comercial para el país en los destinos donde no se consiguieron las autorizaciones necesarias para vender, informó La Nación.
Dentro de los temores de quienes tienen reparos sobre el tema se encuentra la posibilidad de una eventual mezcla entre el trigo común y el transgénico, en mercados que no lo han aceptado, algo que, según alertan en el sector, podría significar un castigo en precios para Argentina.
En mayo el Ministerio de Agricultura resolvió autorizar la comercialización de la semilla y los productos y subproductos derivados del trigo transgénico, del que se destaca un impacto positivo por mayor eficiencia en el uso del agua cuando se sienten las consecuencias del cambio climático. Este producto puede ampliar la frontera del trigo y asegurar mejores rindes, indicaron actores del sector.
No obstante, quienes ponen el foco en un posible riesgo comercial señalan que Argentina es solo entre el 7 y el 8% del comercio mundial del cereal y que no tiene un peso por sí sola para actuar; por otra parte, indican que más allá de la aprobación para la harina los compradores no avanzaron en las autorizaciones para el grano.
Se agrega a esto la percepción de que los consumidores, más allá de la expandida difusión de los transgénicos, no quieren que el pan venga de un organismo modificado genéticamente. Una percepción que, no obstante, podría estar modificándose luego de que una encuesta en Brasil revelara que más de un 70% de los consumidores de ese país aceptarían productos del cereal transgénico.
“Recordemos que el total del comercio mundial de trigo es no transgénico y ningún otro país exportador tiene bajo cultivo variedades transgénicas. Adicionalmente, ningún mercado importador de Argentina ha autorizado el ingreso de trigo transgénico por lo que cualquier detección en origen será un rechazo de embarque”, señaló Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC).
“La siembra y comercialización del trigo HB4 pone en peligro la comercialización de todo el trigo argentino, lo cual podría llevar a un cierre del origen argentino en el mercado mundial con la consecuente caída del precio en el mercado doméstico por no poder vender nuestro trigo fuera de nuestras fronteras”, agregó.
Idígoras señaló que las empresas exportadoras “están a favor del desarrollo de la biotecnología y no tienen dudas que este trigo no genera inconvenientes desde el punto de vista de la inocuidad y lo ambiental”.
Pero agregó: “Sí podrá generar pérdidas muy importantes desde el punto de vista comercial al no estar aprobado en ninguna otra parte del mundo para su comercialización como grano”. Detalló que los exportadores continuarán realizando controles en los puertos para “mitigar riesgos”, mientras “seguirán manteniendo su política de no comprar trigo genéticamente modificado”.
Bioceres informó: “Venimos trabajando con la cadena desde hace tiempo y vamos a seguir produciendo bajo identidad preservada [un sistema de producción cerrada donde toda la producción es controlada por la empresa]”. Hace poco, la firma se acercó hasta el Congreso A Todo Trigo en Mar del Plata para mantener un mejor diálogo con la cadena del cereal.
Fuente: La Nación