Foto: DW

Brasil podría verse gravemente afectado por las sanciones secundarias que Estados Unidos podría imponer a Rusia. La medida fue prometida por la Casa Blanca si el gobierno de Putin no ponía fin a la guerra con Ucrania.

José Carlos de Lima Júnior, socio del Grupo Markestrat, dijo a Agro Estadão que India, miembro del grupo BRIC —anteriormente criticado por Trump—, fue elegida la pasada semana como "globo sonda" para mantener las relaciones comerciales con los rusos, especialmente en la compra de petróleo. 

El gobierno de Trump anunció el jueves 6 la imposición de aranceles del 50% a los productos indios en dos etapas: un 25% de inmediato y un 25% en tres semanas. "Mi temor es que el presidente estadounidense intensifique la tensión política e imponga también este arancel secundario a Brasil, ya que tenemos una relación muy estrecha con Rusia, especialmente en lo que respecta a las importaciones de fertilizantes", enfatizó Lima. 

En el sector agroindustrial, las exportaciones brasileñas se concentran principalmente en productos agrícolas como la soja, el café sin tostar y la carne vacuna. Por otro lado, las importaciones del sector están dominadas por fertilizantes y fertilizantes químicos, insumos esenciales para mantener la productividad de los cultivos, de los cuales Brasil importa aproximadamente el 80%. 

Según el experto, el mayor costo de una sanción secundaria es la gestión institucional, que se vuelve más compleja cuando se impone un arancel de esta manera. Además, dada la dependencia del sector productivo brasileño de la compra de fertilizantes, persisten dudas sobre otras posibles fuentes de suministro. 

En 2024, Rusia representó el 27,3% de las compras de fertilizantes químicos de Brasil, seguida de China (14,2%), Canadá (9,8%), Marruecos (8,6%) y Nigeria (4%). "¿Qué país podría realizar estas transacciones para reemplazar el suministro de este insumo ruso? En resumen, tenemos algunos puntos importantes", advirtió el socio de Marketrat Group. 

El experto también enfatiza que los aranceles podrían representar solo un detonante para un mayor efecto dominó. "Es como lanzar una piedra al agua y crear ondas", explica. Según él, este proceso tiende a desarrollarse con el tiempo, con cierta similitud con el escenario vivido en la década de 1970, marcado por la incertidumbre jurídica internacional generada por la crisis del petróleo.  

En aquel entonces, la estabilidad del comercio mundial apenas comenzó a restablecerse en la década de 1990. “En otras palabras, el efecto Trump no terminaría ahora. Duraría un poco más de lo que imaginamos”, advierte.

Fuente: Agro Estadão

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