Este miércoles 30 de abril se conmemora en Uruguay el Día del Trabajador Rural, una jornada establecida por la Ley N.º 19.000 de 2012 como feriado no laborable y pago para todos los trabajadores del sector agropecuario. La normativa, vigente desde hace más de una década, tiene como finalidad no solo otorgar un descanso remunerado, sino también visibilizar y valorar el rol esencial que cumplen los trabajadores rurales en la producción primaria nacional. Según lo dispuesto por la ley, el Poder Ejecutivo debe promover durante esta fecha actividades destinadas a difundir la importancia de este colectivo que, por su magnitud e impacto económico, constituye uno de los pilares del aparato productivo uruguayo.

De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), el concepto de trabajador rural abarca a todas las personas que desarrollan tareas bajo la dependencia de un empleador rural a cambio de una remuneración. Esta definición incluye tanto a quienes realizan labores directamente vinculadas al cultivo de la tierra y la cría de animales como al personal de servicio doméstico rural, aun cuando algunas de estas tareas se desarrollen dentro de zonas suburbanas o balnearias, como ocurre en el caso de los quinteros. Además, la normativa protege a todos los empleados de empresas rurales, aunque su función específica no sea estrictamente rural.

En lo que refiere al tratamiento laboral de esta jornada, los trabajadores tienen el derecho de no concurrir a sus tareas, y en caso de ser convocados por razones fundadas, pueden negarse sin consecuencias disciplinarias. Si deciden no asistir, los jornaleros perciben un jornal común y los trabajadores mensuales mantienen su remuneración sin cambios. En situaciones donde el trabajador preste servicios en este día, corresponde el pago doble: dos jornales para el jornalero y una partida adicional equivalente a un treintavo del salario mensual para el mensualista. Quienes perciben remuneraciones variables deben ser remunerados en base al promedio de los doce meses anteriores.

En 2019 se estimaban alrededor de 140.000 trabajadores rurales, lo que equivalía al 10,7% del total de ocupados en el país. La ganadería, por sí sola, generó más de 79.000 empleos directos en 2022, superando el 50% del total en la fase primaria agropecuaria. En 2024, el número de puestos cotizantes rurales se mantuvo prácticamente estable, alcanzando los 143.712.

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