En el año corriente la recaudación impositiva del agro fue mayor que en 2023, tanto si se mide en pesos constantes como si se lo hace en dólares corrientes. Sin embargo, como el valor agregado sectorial también crece, la presión fiscal cae de 6,9% a 6,5%, explica Anuario 2024 de Opypa.

La recaudación estimada de impuestos al sector agropecuario en 2024, incluyendo los aportes patronales a la seguridad social (BPS) y descontada la devolución de impuestos indirectos a las exportaciones, se estimó en US$ 327,1 millones. Según la recaudación de 2024, el mayor peso corresponde a los impuestos sobre la tierra, que representan casi el 58% del total, siendo la contribución inmobiliaria el concepto más relevante (30% de la recaudación total). Este tipo de impuesto tiene la particularidad de que no se ajusta con el nivel de actividad, por lo que puede afectar la presión fiscal, sin que existan cambios normativos que alteren las tasas impositivas. En segundo lugar, se ubican los impuestos a la renta, con una participación de un 32%, siendo en este caso el IMEBA el concepto más relevante, aunque su participación no difiere demasiado de la del IRAE (17% y 15% del total de impuestos al agro, respectivamente).

Para estimar la presión fiscal sobre el sector agropecuario (impuestos, incluyendo la contribución patronal a la seguridad social, en relación con el PIB sectorial), se debió proyectar el PIB agropecuario a valores corrientes de 2024. Para ello, se tomaron en cuenta la proyección de la variación media de los precios al productor, las previsiones de crecimiento real del valor agregado del sectorial y la evolución esperada del tipo de cambio durante el año.

Se estima que la presión fiscal se reduciría, pasando de 6,9% en 2023 a 6,5% en 2024. Aunque la recaudación se incrementó, tanto si se mide en pesos constantes como en dólares corrientes, el PIB sectorial crecería en una mayor proporción, con el resultado de una leve caída en el ratio, indicó la Opypa.