El transporte marítimo y la actividad en los diferentes puertos ha sido una de las actividades más afectadas por la incidencia de Covid-19. Ya es conocido para los lectores los diferentes problemas que se han desarrollado en los principales puertos chinos, entre otros, y también los aislamientos que han realizado diferentes países para contener los brotes de esta enfermedad.
Un par de semanas atrás, una terminal del puerto Ningbo-Zhoushan, ubicado en China, fue clausurada por este mismo motivo, reduciendo 20% la capacidad del puerto de contenedores, que es uno de los 5 puertos con mayor capacidad del mundo.
Esta cadena de incidentes a nivel mundial ha generado, en primera instancia, una subida descontrolada de los precios marítimos, escasez de contenedores y barcos para trasladar mercadería y, como última consecuencia, se ha afectado la cadena de suministros en muchos países, disparando los precios de las materias primas.
Los principales operadores proyectan que los embotellamientos marítimos, los puertos entorpecidos y las dificultades para trasladar mercadería se extenderán, al menos, hasta el segundo trimestre de 2022, señal de que el mercado se mantendrá con una oferta limitada.