En una noticia que circuló como fuego en pólvora, este lunes a la nochecita se conoció que Argentina prohibió por 30 días la exportación de carnes, lo que generó consternación e indignación en todo el complejo cárnico argentino.
La noticia fue dada por el propio presidente, Alberto Fernández, poco después de llegar de una gira por Europa, a la industria frigorífica “hasta que se ordenen los precios del mercado interno”. El objetivo de corto plazo es bajar los precios de la carne en el mercado interno, seguramente teniendo en cuenta que se transita por un año electoral.
Según trascendió en varios medios argentinos, la decisión responde a la escalada de precios de los alimentos y se mantendrá hasta que el mercado interno tenga mejores opciones de compra.
Varios medios señalan que el gobierno se sintió “traicionado” por el sector empresarial tras los acuerdos que se habían alcanzado en las mesas de precios.
El domingo en una entrevista televisiva, Alberto Fernández dijo que "vengo decidido a atacar la suba de precios. Me preocupa mucho porque es inexplicable, sinceramente no hay ninguna razón, más que el aumento del consumo, para explicar esos aumentos que se dieron en marzo y abril".
Este tipo de medidas habían sido tomadas por el gobierno de Néstor Kirchner. En el corto plazo logró la baja del precio de la carne, pero en el mediano y largo plazo fue la principal causa de una feroz liquidación de existencias de hacienda de más de 12 millones de cabezas, lo que terminó provocando fuerte subas en los precios.
Argentina en la actualidad es el cuarto principal exportador de carne vacuna al mundo con unas 900 mil toneladas peso carcasa. Es el segundo proveedor de China detrás de Brasil y es la referencia en el mercado europeo de la carne enfriada, que incluye los cortes de mayor valor unitario.