El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en conferencia de prensa este miércoles se refirió a la situación actual de la brucelosis en el país. El ministro Mattos, dijo “no creo en los resultados por obligatoriedad” y en este sentido recordó que el país atravesó la pandemia del Covid-19 y “a nadie se le ocurrió obligar a la gente a recluirse y tampoco obligó a la gente a hisoparse” y puso como ejemplo lo acontecido en Paysandú, donde con la obligatoriedad de la vacunación “el nivel de adhesión fue relativo”.

En base a esto, la campaña continuará dentro de los lineamientos que se han venido manejando, de control de la enfermedad, y se analiza la posibilidad de que, en algunas cabañas del país, cumpliendo con ciertas normativas, se puedan realizar ventas de reproductores.

El Dr. Pablo Zerbino, representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal (CONHASA), dijo que “da la impresión de que ha tenido un repique importante” la enfermedad en el país, porque está “afectando algunas zonas y particularmente cabañas, que es la novedad”. Agregó que en este caso se está observando una “alta incidencia en machos y también en la mayor parte de los focos que se están viendo, no hay abortos, que es el síntoma clínico más típico de esta enfermedad”.

Desde su punto de vista habrá que revisar la campaña contra la enfermedad “porque tiene muchos años. Allá en 1996 se dejó vacunar contra CEPA 19 y había habido un control muy importante de esta afección, y desde entonces no se ha vacunado más, se ha hecho la campaña actual y creo que es hora de revisarla y ajustarla”.

Los ajustes que mencionó se deben realizar principalmente en el caso de las restricciones que genera ser un foco, con “las interdicciones y todos los manejos necesarios para poder estar libre nuevamente”, los cuales entiende que “son duros y de plazo largo. Muchos casos llevan a un importante castigo económico de los productores”.

Zerbino recordó la utilización de la vacunación como una herramienta importante de la campaña. Sin embargo, reconoció que en el caso de las cabañas afectadas “la mayoría no ha vacunado, no tengo certeza total, pero he escuchado eso y creo que hoy por hoy debe ser una obligación para las cabañas, más estando la vacuna disponible”.

Sobre el planteamiento de la vacunación obligatoria que se ha solicitado por parte de algunos productores y médicos veterinarios del ejercicio liberal, Zerbino dijo que esto ha sido planteado en ARU y que en particular “yo comparto”. Sin embargo, advirtió que “hay alguna dificultad o por lo menos alguna discrepancia en hacerlo obligatorio”.

En este sentido dijo que existen argumentos como que “es una vacuna cara y la tiene que comprar el productor”. El profesional indicó que, por ejemplo, “la vacunación de aftosa es obligatoria pero la vacuna, si bien el productor la paga por otro lado, la da el Ministerio. La vacuna es cara porque la tiene que comprar el productor y hay que ver cómo se llevan los controles. Hay que trabajar un poquito más”.

Al ser consultado sobre el impacto económico en la cadena cárnica, Zerbino sostuvo que la enfermedad “de ninguna manera” tiene impacto en la comercialización y el consumo de la carne. “Una vez faenado el animal, no hay riesgo. El riesgo potencial podría estar en el momento de la faena, porque podría estar siendo un foco de contagio para el operador, pero una vez que la carne está en la cocción, eso absolutamente destruye el microorganismo y no hay ningún riesgo por ese lado”.

Por lo tanto, entiende que el impacto económico de las medidas restrictivas de la campaña es únicamente “sobre el productor”. Agregó que esta situación ha venido para “hacer una revisión profunda de la realidad, y como digo, hay leyes que son de mucho tiempo y hay situaciones que hay que revisarlas, actualizarlas”.