En medio de una escasez estructural y coyuntural de hacienda, que encuentra a los ganaderos en una buena situación y a la industria perdiendo dinero y con dificultades para armar faenas, el gobierno argentino eliminó por decreto esta semana una norma de 1973 que prohibía la exportación de ganado en pie.
“La prohibición se impuso por un problema de abastecimiento en 1973 y, como en Argentina no hay nada más permanente que lo transitorio, quedó vigente por 50 años”, escribió Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, en la red X. “La exportación de ganado en pie es un mercado activo e importante en el mundo. La mayoría de los países ganaderos lo permiten (92 países exportan ganado en pie). El monstruo del mercado mundial es Australia, con barcos que cargan 30.000 cabezas de donde abastece el mercado asiático. Australia, Francia y Canadá́ exportan cada uno más de US$ 1.000 millones por año de ganado en pie. En nuestra región, Uruguay exporta 250.000 cabezas por año y Brasil 750.000”, escribió. “El ganado en pie, además, es importante porque es un producto buscado por sociedades que tienen métodos particulares de faena (Turquía, por ejemplo, no faena animales castrados). Excluirnos gratuitamente de esos mercados es un sinsentido. En las últimas semanas se estuvo discutiendo el tema del tipo de cambio, pero pareciera omitirse del debate la extraordinaria cantidad de restricciones que le habíamos autoimpuesto a nuestro comercio”, indicó el funcionario.
Fausto Brighenti, productor argentino y miembro CREA, expresidente de la Comisión Ganadera Nacional Aacrea y representante en el IPCVA y la Mesa de las Carnes, dio su opinión sobre la decisión del gobierno. “Es una medida muy bien vista por toda la producción. Es un hecho histórico”, destacó en diálogo con Informe Tardáguila. “Hasta ahora la mayoría de los productores tiene su mentalidad de productor, que es una prohibición impuesta en su cabeza desde antes de ser productor. O sea que no se imaginan cómo sería o lo virtuoso que es la posibilidad de que esto se dé. Creo que no va a ser rápido. No tenemos todavía la infraestructura en términos de puertos, de carga de barcos, etc, pero será un mojón de aquí en más”, consideró.
Brighenti explicó que llevará un tiempo comenzar a armar el negocio porque hoy la ganadería argentina no tiene un esquema productivo listo para arrancar ya. Estimó que para fines de este año o principios del próximo año “podrían darse” los primeros embarques. “Fue una medida que tomó por sorpresa a toda la cadena; nadie la estaba esperando”, aseguró.
El productor recordó que tanto Australia, Uruguay o Brasil —que tienen una industria exportadora “muy potente” de carne vacuna— la exportación en pie “no les mueve mucho la aguja, pero sí le da una válvula de escape al criador, una alternativa en épocas de secas o de inundaciones. También es un buen seguro climático poder tener la posibilidad de que la exportación en pie sea una realidad para Argentina”, consideró.
“Se compensa también con la posibilidad de importar animales. La industria puede importar animales pesados para faena. Por lo tanto, es más libertad para todos”, valoró Brighenti.
A su juicio, esta decisión del gobierno argentino generará un “círculo virtuoso” para producir más”. Añadió que una de las cosas que tiene que hacer Argentina en términos de ganadería es producir más terneros, más kilos de carne, para que se genere más eficiencia en el sistema, más oferta, y que “acompañe a que la exportación en pie y el mercado interno no compitan”.