Luego de la significativa recuperación del precio del cuero fresco en los ocho primeros meses del año, la tendencia se detuvo en setiembre y comenzó a bajar “fuerte” en las últimas semanas, comentó a Informe Tardáguila un empresario de la industria de la curtiembre uruguaya. Da la sensación de que, por el momento, el pico de precios empezó a quedar atrás.

El cuero sufrió como pocos —la lana es otro caso— el impacto de la pandemia. En buena parte de 2020 el precio fue 0 o casi 0. ¿Quién compraría un par de buenos zapatos de cuero, o una cartera, si ni siquiera estaba la posibilidad de salir a la calle? La demanda se hundió a niveles que nunca se habían visto y el impacto sobre la industria curtidora —y sobre quienes la proveen, básicamente los frigoríficos— fue tremendo. Hubo frigoríficos que el año pasado optaban por pagar el flete a cambio de nada para sacarse los cueros de encima. Por lo tanto, podría decirse que el precio llegó a ser negativo, tal como le sucedió al petróleo por algunos días del año pasado.

Pero las cosas comenzaron a cambiar desde fines de 2020. De acuerdo con los precios de referencia informados por el INAC, luego de caer a mínimos de US$ 2 centavos por kilo, el año terminó a unos US$ 20 centavos. La tendencia se mantuvo este año hasta agosto. La expectativa de una mejora del consumo en la medida que la pandemia comenzara a quedar atrás, junto con muy reducidos inventarios, motivaron la recuperación de los precios. Esta mejora llevó al precio del cuero fresco, de acuerdo con INAC, a un máximo de US$ 0,62 el kilo en la primera quincena de setiembre. Luego comenzó a descender, con una referencia de US$ 0,55 en la semana al 9 de octubre y, de acuerdo con el integrante de la industria curtidora, la cotización a mediados de mes es de US$ 0,40 “y bajando”.

“El negocio sigue muy complicado”, expresó. En el sudeste asiático los problemas vinculados con la segunda ola de Covid-19 en agosto-setiembre redujeron fuerte la producción. Actualmente Vietnam es quien produce cerca de 50% de los zapatos de cuero del mundo. “Se perdió la temporada”, dijo el industrial, ya que esos meses son los claves para que el producto final quede disponible en el mercado antes de fin de año.

Otro factor bajista es el muy alto costo del transporte internacional, que encarece los envíos.

Más allá de esta coyuntura, la decisión de algunas automotrices (primero Tesla, luego BMW y ahora Volvo) de dejar de utilizar cuero en sus autos debido a la vinculación de la producción bovina con los Gases de Efecto Invernadero (GEI) también golpea al sector.

Por otra parte, las fuertes inversiones que la industria curtidora se ve obligada a hacer —a nivel de toda la región— para atender los requerimientos ambientales está limitando la capacidad de producción de las empresas sin la capacidad financiera de realizarlas. “La industria curtidora no puede absorber todos los cueros debido a la menor capacidad de producción habilitada”, expresó el industrial.