Diego Varalla, director de la consultora Apeo, realizó una presentación en el marco del Angus Day con un título sugerente: “Cambios estructurales de la cría en Uruguay”. Durante la conferencia se refirió a una serie de indicadores que han ido evolucionando de forma positiva si se analizan en el largo plazo, que es la forma en que se debe analizar la ganadería, ya que las decisiones que se toman hoy tendrán su impacto en 3-4 años. 

Con base en la evolución que han tenido estos indicadores, Varalla dijo que “el sector productivo uruguayo es inteligente”, porque toma decisiones que lo encaminan a ser cada vez más productivo por una causa que es la primera en un negocio: ser más rentable.

El director de Apero se refirió a varios indicadores, entre ellos la menor proporción de categorías improductivas dentro del rodeo vacuno (vaquillonas de más de 2 años sin entorar, novillos de más de 4 dientes). Dijo que “la estructura del rodeo de hembras fértiles es cada vez más joven” y que la causa de eso es que todos los análisis indican que “los resultados económicos mejoran si se entora más joven”. En este sentido, recordó que en Uruguay el 50% de las vaquillonas se entora a los 3 años, por lo que hay mucho para mejorar.

Respecto a la forma en que se determina el precio tanto del ganado a faena como del ternero, explicó que hay una linealidad entre el valor medio de exportación de la tonelada de carne exportada y el precio del gordo y, a su vez, de este con el precio del ternero. “El 83% de la variabilidad del precio del gordo lo explica el valor de la tonelada de carne”, en tanto que “87% del valor del ternero lo explica el precio del gordo”.

Sobre la edad de faena, variable en la que hay una clara tendencia a la baja en la ganadería uruguaya, dijo que los números señalan claramente que “tener novillos de 4 años en un campo natural ya no corre; la cría tiene que ir absorbiendo esas invernadas ineficientes”. De hecho, es lo que está pasando. En la última década hay un promedio de 0,34 vacas de cría por hectárea, cuando en la década de los años de 1980 había 0,2. A su vez, se redujo la cantidad de novillos.

Varalla fue claro en que es mucho más rentable en el mediano y largo plazo hacer un uso más eficiente de los recursos (del forraje, por ejemplo) en lugar de especular. Para esto último, siempre se debe trabajar en un nivel subóptimo de aprovechamiento del pasto, y en el largo plazo es mejor optimizar el uso del recurso.

El técnico dijo que actualmente están las herramientas disponibles en el país para elevar, en promedio, 23% el ingreso neto por hectárea, pasando de los actuales US$ 88 a US$ 108. Para ello, lo que se debe hacer es entorar las vaquillonas a los 2 años, lograr una tasa de preñez de 80%, disminuir la edad de faena y hacer un mejor aprovechamiento del campo natural.

Fue enfático en que “el proceso productivo tiene la llave, hay que trabajar para preñar más y que haya más terneros”, que es en lo que la cadena puede trabajar de forma conjunta, cinchando todos para el mismo lado, y no quedarse en rencillas internas de si se debe seguir o no exportando ganado en pie. Si hay más terneros, habrá más novillos para faenar y también más terneros para exportar vivos.

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