En esta temporada turística “está pasando lo mismo que en Europa, no hay consumo social, por lo que hay una baja demanda de cortes finos, pero se mantiene el consumo de cortes utilizados para cocinar dentro de las casas”, opinó Fernando González, principal del frigorífico Copayan, ubicado en el departamento de Rocha, en plena región turística del país.

A la vez que se observa un consumo disminuido de cortes como bifes, colita de cuadril o lomos, se ha mantenido el de nalga y el de carne picada o para picar. También observó un buen desempeño en el consumo de asado y menudencias.

De todas maneras, estos niveles razonables tienen en cuenta lo que eran expectativas muy magras para la temporada turística debido al cierre de fronteras por la pandemia. Aunque todavía no se puede hacer un número certero sobre el nivel de demanda turística, González consideró que en enero sería del entorno de 50% de una temporada normal. Para febrero, que las ventas siempre caen respecto al primer mes del año, auguró una baja menor, “quizás 70% de un año normal”, pero recalcó que en un ambiente de tanta incertidumbre es difícil hacer proyecciones.