En general, cuando algo crece muy rápido, la bajada es empinada. Sin embargo, no es lo que está previendo la oficina del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) en Brasilia, quien en sus primeras proyecciones para la producción y comercio de carne vacuna en 2025 prevé una muy moderada contracción de la producción y un aumento del volumen exportado.

Hay consenso en cuanto a que 2024 es el año pico de la fase de liquidación del rodeo vacuno en Brasil. De hecho, ya se están advirtiendo señales de reversión, como por ejemplo con la disminución de la oferta de vacas a faena en Mato Grosso (principal estado productor) y la consecuente suba de su precio. La vaca a faena en la región de Cuiabá (Mato Grosso) subió 29% en el último año a R$/@ 210.

El aumento en la faena y en la producción de carne vacuna en Brasil este año fue explosivo. Según el USDA, la faena aumentará en 3,59 millones de cabezas (8%) respecto a 2023, con una producción récord de 11,85 millones de toneladas de carne en su equivalente peso carcasa.

Este brutal incremento implica una elevada liquidación de vientres, que es lo que ahora está haciendo subir el precio de la vaca. El de los terneros también está recuperándose, pero por el momento a paso más moderado. Igualmente, en el promedio de los estados criadores de Brasil aumentó 10% en el último año, y le queda mucho camino por recorrer para pasar de los actuales R$ 9 por kilo a los R$ 15 a que cotizaba a mediados de 2021.

Esa reducción drástica del rodeo de cría debería motivar una recuperación acelerada, volviendo rápidamente más atractivo el negocio de la cría y disminuyendo la oferta de vientres a faena. Pero no es lo que espera la oficina del USDA en Brasilia. Prevé una mínima reducción de la faena en 2025, de 500 mil cabezas a 47,5 millones, y una caída de igual proporción en la producción de carne (1%), 100 mil toneladas, a 11,75 millones.

A su vez, el USDA prevé un mejor posicionamiento del sector exportador en su competencia con el mercado interno, vía la debilidad del tipo de cambio en Brasil, por lo que todo el descenso de la producción (y un poco más) impactaría en una baja en el consumo doméstico, en tanto las exportaciones crecerían. Según el USDA, el consumo doméstico en Brasil se contraería en 120 mil toneladas el año próximo a 8,21 millones de toneladas, en tanto las exportaciones crecerían en 30 mil toneladas a 3,6 millones.

Las proyecciones sobre la evolución de la economía de Brasil no son malas para el año próximo, con una expectativa de crecimiento del PBI del orden del 2%, un punto porcentual por debajo del año en curso. Como la oferta de carne vacuna va a disminuir, es lógico suponer cierto impacto en el consumo interno por un aumento de su precio, pero tampoco se está proyectando un deterioro significativo del poder de compra de la población brasileña.

Si se llegase a confirmar este primer pronóstico de reducción del consumo interno y de aumento de las exportaciones, implicaría una muy intensa demanda desde el mercado internacional, por lo tanto, una China con recuperación de precios y altos volúmenes de importación. Si China no empuja, quedaría más carne disponible para el mercado interno.

Habrá que ver qué es lo que pasa el año que viene, si se confirma la tan moderada caída que prevé el USDA en Brasilia o si, como suele suceder, cuando se da una suba muy intensa, luego la bajada es de la misma magnitud.