El recalentamiento del mercado ganadero ha llegado a niveles inusitados. Por más que las condiciones estaban dadas para que los precios del complejo se ubicaran en niveles elevados —tanto por la firmeza de la demanda internacional como por la escasez de oferta— no se podía suponer que se pagaran los novillos especiales de exportación en el eje de US$ 4,30 el kilo carcasa, ni las vacas de invernada arriba de US$ 1,90 el kilo en pie, por citar dos ejemplos.
La comparación con las referencias de precios del gordo en los demás países de la región rompe los ojos, así como también con los demás principales exportadores. Tanto en Australia como en Estados Unidos el precio del gordo se ubica en un eje de US$ 3,80 el kilo, nada menos que US$ 50 centavos por debajo de Uruguay. Es más, el novillo en Europa, en promedio, tampoco llega a los US$ 4 en estos momentos.
¿Es sostenible esta situación?
La demanda internacional por carne vacuna es muy intensa, concentrada en China como consecuencia del déficit generado por la epidemia de fiebre porcina africana. Esta situación, hay pocas dudas al respecto, se va a mantener a lo largo de 2020. China va a seguir comprando toda la carne que pueda en el mercado internacional.
Desde el lado de la oferta interna de animales para faena, seguirá siendo reducida en el correr de 2020, por lo que tampoco se percibe la posibilidad de que desde este ángulo se produzca un cambio al menos hasta avanzado el segundo semestre del año próximo.
Por lo tanto, las actuales condiciones que determinan el recalentamiento de los precios se sostendrán al menos por un año más. Ahora bien, ¿eso justifica que el novillo en Uruguay cotice US$ 50 centavos por encima de Australia y Estados Unidos? Categóricamente no. ¿Justifica que se despegue respecto a las demás referencias regionales? Categóricamente sí, pero no en los actuales niveles. No es razonable que el novillo uruguayo valga casi el doble que el argentino.
Por lo tanto, además del recalentamiento del mercado por sus propias condiciones, hay una decisión estratégica de al menos parte de la industria de seguir captando la mayor cantidad de materia prima posible al precio que sea necesario. Esta decisión en algún momento puede cambiar y el mercado se moderará. ¿Cuándo? Solo lo saben esas industrias.
Una posibilidad es cuando se terminen las ventas para cubrir la demanda adicional para las fiestas de Año Nuevo en China, en la primera quincena de noviembre. Este momento coincidirá con el estacional crecimiento de la oferta doméstica; en algún momento la primavera tendrá que llegar. Pero surge otra duda: ¿se moderará la demanda china o seguirá tan firme como ahora, teniendo en cuenta las necesidades por la menor producción de carne porcina? Es probable que suceda esto último y, en ese caso, la decisión de la industria puede seguir siendo la de seguir captando toda la materia prima posible, sea al precio que sea.
Está todo dado para que 2020 vuelva a ser un año de precios altos de la hacienda, aunque quizás no tanto como los alcanzados en este segundo semestre. Por las dudas, al momento de salir a comprar categorías de invernada, habría que tener esto en cuenta.