Desde Kansas City, el Licenciado Joaquín Martinicorena, integrante de la Sociedad de Criadores de Hereford del Uruguay y productor en el departamento de Salto, participa junto a un grupo de criadores nacionales en la Conferencia Mundial Hereford 2025, un encuentro que reúne a más de 700 criadores, técnicos y referentes de más de 20 países.

La cita, que se realiza cada cuatro años, había sido postergada por la pandemia, y hoy se consolida como uno de los foros más importantes para la raza en el ámbito global.

“Estamos participando hace una semana y media, casi retornando a Uruguay, luego de una gira previa por el estado de Montana, donde visitamos cabañas muy reconocidas. Montana tiene unos dos millones de cabezas de ganado, un clima extremo con inviernos muy largos y lluvias anuales que no superan los 300 milímetros”, relató Martinicorena.

En ese contexto, la infraestructura de riego y el manejo forrajero resultan determinantes. “Allí el cuello de botella es la cantidad de alimento que pueden almacenar para el invierno. Si no logran abastecerse, los nacimientos se complican por las bajas temperaturas, y eso obliga a planificar partos, guardias y alimentación con precisión”, explicó.

Rusticidad y manejo en condiciones extremas

En esas condiciones adversas, la rusticidad del Hereford se convierte en una de sus mayores virtudes. “Desde chicos los animales conviven con la nieve, y eso fortalece mucho su rusticidad. Vimos cabañas donde los terneros son tratados casi como mascotas, alimentados diariamente con suplementos en pellets, heno y maíz entero con núcleo proteico”, comentó. La base de la alimentación es el fardo de heno, que se corta y almacena antes del invierno. “Hay mucha reserva forrajera, se ven fardos y cortes de alfalfa por todos lados.”

El sistema no es estrictamente de corral, sino semi-intensivo, con potreros amplios donde se distribuyen los alimentos. “Incluso hay camionetas adaptadas para transportar y desarmar los fardos redondos sobre la nieve. Se nota un nivel de mecanización muy alto, con cuatriciclos, tráileres y herramientas que facilitan el trabajo familiar. Cada establecimiento es atendido por la familia, con muy poco personal externo”, detalló el criador.

Evaluaciones genéticas y expansión global

Uno de los temas centrales de la conferencia es la ampliación de la evaluación genética panamericana del Hereford, que actualmente integra a Canadá, Estados Unidos, Argentina y Uruguay. Según Martinicorena, “se está evaluando sumar a Australia y Nueva Zelanda. Los estudios muestran buena correlación entre los datos, sin generar grandes diferencias, lo cual permitiría una comparación más global de la genética Hereford”.

A nivel productivo, las diferencias también son evidentes. “Aquí los terneros se destetan con 280 a 300 kilos y enseguida se envían a engorde en otros estados como Colorado, Oklahoma o Texas, donde están los feedlots más grandes del país”, explicó. Sin embargo, esa dinámica se ha visto alterada por la prohibición del ingreso de ganado mexicano debido a la bichera, una medida que redujo en un 20% la capacidad de los feedlots de Texas.

“Antes ingresaban alrededor de 1,2 millones de terneros desde México, pero ahora la frontera está cerrada. Mientras no se controle la bichera, la restricción seguirá vigente. Esto está generando graves problemas a los productores mexicanos, que perdieron uno de sus principales mercados de exportación en pie”, señaló Martinicorena.

El efecto inmediato en Estados Unidos fue un aumento de los valores del ganado, con novillos Hereford que se venden a entre 8 y 8,30 dólares por kilo de carcasa, y animales que alcanzan rendimientos del 63% y valores cercanos a los 4.000 dólares por cabeza.

Hereford, base para cruzamientos

En ese escenario, el Hereford mantiene una fuerte presencia dentro del sistema productivo estadounidense, tanto como raza pura como en cruzamientos. “El Hereford se usa mucho para cruzar con la vaca negra, mayoritariamente Angus, pero también con Simmental, Shorthorn o Limousin negro. Siempre buscan aprovechar el vigor híbrido, la heterosis, para mejorar eficiencia y rendimiento”, explicó.

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La búsqueda de equilibrio entre rusticidad, fertilidad y calidad de carcasa continúa siendo un eje común entre criadores de distintas regiones. “Los animales que vimos son muy largos, de buena estructura y con excelente terminación. Aquí se los alimenta al máximo de su potencial, lo cual también incide en la uniformidad que presentan los lotes”, comentó Martinicorena.

Innovación y genética avanzada

La conferencia también abordó las nuevas herramientas de la biotecnología aplicadas a la raza. “Se está discutiendo la posibilidad de aplicar edición génica para mutar el cromosoma responsable del astado, en los embriones de Hereford. Esto permitiría obtener animales mochos sin perder las cualidades de las líneas tradicionales”, explicó.

Según detalló, existen dos grandes líneas dentro del Hereford: la mocho y la astada. “En Estados Unidos hay cabañas muy importantes dedicadas exclusivamente al Hereford astado, como Cooper y Holden, que mantienen una genética cerrada desde 1935, conocida como ‘Línea 1’. Son vacas de gran fertilidad, longevidad y excelente conformación de ubre, y podrían beneficiarse de esta herramienta para integrarse más fácilmente en rodeos mochos”, señaló.

Martinicorena destacó la consistencia genética observada en esas cabañas de Montana, donde la selección ha sido rigurosa y sostenida por décadas. “Se aprecia una uniformidad admirable, producto de una selección muy estricta. Son líneas que han mantenido su identidad durante casi 90 años”, afirmó.

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