BuffA

La aplicación de prácticas de Bienestar Animal en los predios ganaderos no solamente es un imperativo ético, sino que redunda en un beneficio económico para las empresas ganaderas. Eso aseguró el ingeniero Ignacio Buffa, de la consultora Apeo, quien fue uno de los disertantes en la jornada sobre Bienestar Animal que realizó ayer el INIA en su sede en Tacuarembó.

Unas 300 personas siguieron con atención las diferentes ponencias y mesas redondas organizadas durante la jornada, la cual contó con una visión empresarial acerca de las exigencias de los mercados internacionales en este sentido, qué es lo que piden los clientes del exterior tanto de la carne vacuna uruguaya como de la lana.

Buffa compartió resultados de investigaciones que tenían en cuenta dos prácticas de manejo, una para el invierno y otra para el verano. La invernal era la suplementación de los animales para que no pasen hambre; la estival era la presencia de sombra.

Aplicando ambas medidas se llega al peso de faena antes —poco más de tres años en lugar de cuatro— y además un mejor resultado económico. Con las prácticas de Bienestar Animal se llegó a US$ 112 por hectárea, 46% por encima de los US$ 76 que se lograron sin aplicarlas.

Esta sustancial mejora del resultado económico se da por la posibilidad de aumentar la carga, además de un incremento de la ganancia diaria de los animales.

Buffa también se refirió a las pérdidas detectadas en la auditoría de la carne realizada por el INIA en conjunto con el INAC. Se llegó a que se pierden US$ 20,4 por animal en promedio. Si se tiene en cuenta la cantidad de animales faenados, son unos US$ 40 millones por año, cuatro veces lo que ha ganado la industria frigorífica en el promedio de los últimos años.

“El tema no es menor”, repitió en varias oportunidades Buffa. Hizo un ejercicio en el que la industria transfiriese 50% de esa mejora al productor, que significaría US$ 4 centavos adicionales por kilo carcasa.