Como es tradicional, cabaña Bayucuá participó de la Expo Prado 2025, en la pista del Aberdeen Angus. María Mattos, principal de la firma, resaltó la importancia de mantener animales de tamaño moderado, adaptados al sistema pastoril que predomina en el país, y defendió el papel de la raza en la mejora de la producción nacional.
“El Show del Prado es muy bueno. No todo lo que se ve acá sirve para el campo, pero la realidad del Angus en Uruguay es tan buena o más que lo que vemos en la pista”, afirmó Mattos. Según explicó, los indicadores respaldan esta afirmación: las carcasas han mejorado, la calidad ha subido y las preñeces también aumentaron, incluso en años de sequía. En su visión, buena parte de estos avances son atribuibles al aporte del Angus, que hoy se consolida como la raza pura mayoritaria en el país.
La adaptación a sistemas pastoriles
Mattos reconoció que no todos los animales expuestos en las pistas son replicables a la realidad del campo, pero defendió la diversidad de biotipos dentro del Angus. “El Angus puede ser chico, mediano o grande, de acuerdo a la realidad de comida de cada uno”, señaló.
Recordó que la cría uruguaya se basa mayoritariamente en sistemas pastoriles, ubicados en zonas de menor aptitud agrícola, lo que determina que los animales de tamaño intermedio sean los más funcionales. “El tipo de animal mediano, sin excesos, es el que se adapta a la mayor cantidad de condiciones comerciales”, sostuvo, aunque aclaró que otros biotipos también tienen cabida en nichos específicos.
El debate por el tamaño y el peso
En las últimas semanas, un intercambio entre el doctor Guillermo de Nava y el presidente de la Asociación de Corrales, Dr. Álvaro Ferrés, abrió la discusión sobre el tamaño ideal de los animales. Ferrés insistió en la necesidad de incrementar peso y volumen, mientras De Nava defendió la moderación para condiciones pastoriles.
Consultada al respecto, Mattos no dudó en señalar que un animal moderado “es la línea que sigue la mayoría del Angus”. A su juicio, ambos referentes discutían en el fondo sobre lo mismo. “Conozco rodeos donde las vacas viejas pesan 520 o 530 kilos. Una vaca de esas, que da más de 230 kilos de carcasa, produce un novillo de dos dientes que puede llegar a 600 kilos”, explicó.
Para Mattos, ese es el equilibrio deseado: “Yo no comparto mucho la vaca de 420 kilos gorda. Para nuestras condiciones y mercado, primero tenemos que asegurar terneros: la vaca tiene que preñarse fácil y parir. Una vez logrado eso, tironeamos hacia el peso más alto que se pueda sin perder fertilidad”, apuntó.
El valor de la vaca de invernada
Más allá de la producción de terneros, Mattos destacó la importancia de un negocio singular en Uruguay: la vaca de invernada. “En otros países la vaca vieja no vale nada. Aquí, la vaca gorda tiene apenas unos centavos menos que el novillo, y representa un ingreso muy importante para el criador”, subrayó.
En ese contexto, sostuvo que los rodeos no pueden basarse en vacas demasiado chicas: “Si las vacas pesan 400 kilos y dan menos de 200 o 220 kilos de carcasa, perdemos todos los premios y una parte fundamental del ingreso”, advirtió.
Equilibrio y eficiencia
La filosofía de Bayucuá, resumió Mattos, es “jugar siempre en los límites”: buscar fertilidad, rusticidad y adaptación, sin resignar peso ni calidad de carcasa. “Le pedimos todo a la vaca: que coma poco, se preñe, críe un ternero, y que gorda pese 520 kilos y dé más de 240 kilos de carcasa”, sostuvo.
Ese equilibrio se traduce en eficiencia también en el novillo. “Necesitamos un novillo eficiente, que rinda bien y que los invernadores lo vengan a buscar, sea para corral o para pastura”, explicó.
En la práctica, Bayucuá apunta a un manejo diferenciado: las hembras tienen recrías más extensivas en campo natural, mientras que los machos se venden en diciembre a corrales, tras una recría intensiva en pasturas. Así, logran vaquillonas que se entoran con 290 o 300 kilos, y vacas adultas de 520 a 530 kilos, con buena preñez y carcasas superiores a 240 kilos. Al mismo tiempo, los novillos alcanzan los 600 kilos a dos dientes.
Para Mattos, se trata de “conservar la esencia del Angus, pero siempre mirando al mercado y al bolsillo del productor”.