El mercado de importación de carne vacuna en China levantó en los dos últimos meses, con una mucho mayor dinámica y fluidez en las colocaciones. Sin embargo, las noticias que llegan desde el principal país del continente asiático no son buenas en lo que refiere a la evolución de su economía, comprometiéndose cada vez más el objetivo del gobierno de alcanzar un crecimiento del PBI de 5%.

Ayer, el presidente chino, Xi Jinping, instó a los funcionarios gubernamentales de todos los niveles a alcanzar el objetivo de crecimiento anual del país, mientras los economistas han puesto en duda el impulso de la segunda mayor economía del mundo, informó Bloomberg.

Beijing ha estado luchando contra una prolongada crisis inmobiliaria que ha afectado a los consumidores y las empresas. Las recientes medidas del gobierno (incluidos los recortes de las tasas de interés) para mejorar la confianza aún no han logrado cambiar la situación.

Que la economía haga pie rápidamente será crucial para mantener una demanda interna ávida por una proteína animal como la vacuna, más cara que sus competidoras.

En tanto, a nivel del mercado de importación de carne vacuna hay de las buenas y de las malas. Para empezar por las primeras, el stock de carne vacuna importada siguió cayendo en agosto. La firma OIG+X, en su informe mensual, dijo que bajaron por tercer mes consecutivo al menor nivel desde junio de 2022 y alrededor de 15%-20% por debajo del volumen de mayo. “La actividad comercial fue intensa en agosto, principalmente debido al aprovisionamiento para el Festival del Medio Otoño, lo que resultó en una rotación más rápida de bienes en el mercado”, argumentó OIG+X.

A su vez, en la última semana se advirtió una menor presión compradora desde los importadores chinos, con intentos de corregir los precios a la baja. “China se frenó de golpe desde mediados de la semana pasada”, expresó un trader argentino a Faxcarne.

Para que el repunte de la demanda china sea consistente se precisarán noticias más alentadoras sobre la evolución de su economía y demanda interna en el mediano plazo, de manera que los importadores tengan la confianza suficiente como para mantener una presión de compra sostenida en el mercado internacional.