Tan largo como sustancioso fue el discurso del presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Gabriel Capurro, en el acto de cierre de la Expo Prado.
Con fuertes críticas y varios elogios al gobierno, notoriamente resfriado, Capurro llamó la atención por un discurso que no leyó y en el que quedó muy clara su memoria prodigiosa, no solo para ir desgranando temas —intercalados con jugosas anécdotas— sino también en la cita de indicadores, sin leerlos en ningún papel, algunos más conocidos y otros distantes como la cantidad de personas por kilómetro cuadrado en una decena de países y regiones del mundo.
De entrada, Capurro dijo que “muchos van a quedar molestos” por el discurso, tanto los integrantes del gobierno como quienes no son capaces de ver nada bueno en el mismo. Y cumplió. Fue duro en las críticas y no escatimó en elogios en varias acciones de la actual administración. “Aplaudan”, reclamó en estas oportunidades al auditorio, “las cosas buenas hay que aplaudirlas”. Entre ellas, se refirió a los acuerdos comerciales del Mercosur con la Unión Europea y con los países del EFTA, al esfuerzo del ministro Benech de generar conciencia agropecuaria —lo que consideró “muy importante”—, así como al plan Ceibal y a la UTEC.
También elogió que durante los gobiernos del Frente Amplio se mantuvo una economía orientada al mercado y la reforma impositiva de 2007, “muy bien concebida” en la simplificación de la estructura impositiva, “aunque después se desdibujó”.
Pero el hilo conductor del discurso estuvo en la necesaria competitividad que debe tener el país para que su producción pueda insertarse en el mundo. Capurro dijo que la secuencia debe ser: una economía competitiva para que atraiga inversiones, las que generan trabajo, elevan la recaudación y permiten establecer políticas sociales. “Esa es la secuencia”, enfatizó, porque si se hace al revés, la función social no tiene bases sólidas, es “poner la carreta delante de los bueyes”.
Para el presidente de la ARU, el “gran debe” de los gobiernos frenteamplistas fue que no elaboró una estrategia “en términos de competitividad”. Por lo tanto, luego de que la década de altos precios (entre 2004 y 2014) pasó, “empezaron los problemas”.
En los últimos años Uruguay creció menos que la amplia mayoría de los países de América Latina. “Por lo tanto, no estamos bien, estamos mal” y eso se debe a que “no somos competitivos”, expresó Capurro, al “poner la carreta delante de los bueyes”. Al respecto se refirió al tipo de cambio, a la mejora de la productividad de muchos sectores, a pesar de lo que no logran ser competitivos, caso del arroz o la lechería. También citó a la industria textil. “La industria textil posterior al tops se fundió por los costos de producir en Uruguay, no porque la lana haya perdido la carrera con el sintético”, aseguró, refiriéndose a lo dicho por el director de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, en cuanto a que la lana había sucumbido frente al sintético.
Al respecto, recordó que el gobierno le exige eficiencia al sector productivo. Capurro dio vuelta la sentencia, y reclamó un Estado eficiente, que “predique con el ejemplo”, una de las tantas sentencias aplaudidas por el auditorio. “Todos sacamos músculo, menos el Estado que sigue acumulando grasa”.
Se refirió al elevado costo de las tarifas y a los problemas de infraestructura en el interior del país, aunque en este último aspecto dijo que en la actual administración “se está mejorando”, luego del terrible estado en que quedó al terminar el gobierno de Mujica.