El CEO del grupo MBRF para Uruguay, Marcelo Secco, confirmó que existen cambios en las certificaciones orgánicas de la Unión Europea, y explicó que las nuevas exigencias generan una fuerte presión sobre los costos, mientras que el modelo estadounidense mantiene su esquema grupal, más sostenible.
“Las normas son de no creer nunca”, comentó Secco al referirse al marco regulatorio de la Unión Europea. “Hay restricciones muy fuertes. Le avisamos a los productores ya en octubre que era muy difícil seguir cumpliendo”, afirmó. Según detalló, el mercado europeo para la carne orgánica “es menor frente a lo que representan Estados Unidos y Canadá”, motivo por el cual MBRF decidió modificar su estrategia de certificación.
Entre los cambios más significativos, el CEO de MBRF explicó que la Unión Europea eliminó el concepto de certificación grupal, lo que implica que cada establecimiento debe auditarse de forma individual. “No valía más el concepto de grupo, ni las auditorías de grupo, ni nada. Tiene que ser cada predio en forma individual, con auditoría uno a uno, cosa que dispara los costos a las nubes”, subrayó. Las auditorías son realizadas por inspectores extranjeros, lo que encarece aún más el proceso. “Eso no paga la cuenta. Esa es la realidad”, resumió Secco.
El escenario es diferente en el caso de Estados Unidos, donde se mantiene vigente el sistema grupal de certificación. “Estados Unidos continúa con el concepto de grupo. En nuestro caso, el grupo que se llama Tacuarembó es el que nuclea a todos”, explicó Secco. Además, anunció que recientemente se llevó adelante una nueva inspección, con la ampliación del número de productores certificados. “El mercado sigue dando señales muy lindas, más allá de que cuando sube el precio del commodity también sube el de lo orgánico —aunque menos—, pero sigue siendo un negocio híper atractivo”, afirmó.
Certificación conjunta con la lana
Secco explicó que, hasta ahora, la certificación de carne orgánica a la Unión Europea también permitía validar “la certificación de lana”, pero esa posibilidad dejó de estar vigente por las nuevas reglas comunitarias. “Hoy lamentablemente no lo podemos hacer, o sea que nos separamos los laneros de los carniceros a la hora de poder sostener eso”, señaló. Para Secco, se trata de una decisión que responde estrictamente a la normativa europea, “una pena”, pero inevitable.
A pesar de las dificultades, el ejecutivo no descarta que en el futuro se pueda volver a integrar la certificación de carne y lana bajo un mismo esquema, como ocurrió años atrás. “Me parece que tendría mucha sinergia poder hacer cosas juntos. Pero bueno, normativas son normativas y las vamos a respetar”, sostuvo.
“La carne ovina es la proteína más desafiada”
Consultado sobre las perspectivas para las distintas carnes en los mercados internacionales, Secco se refirió a lo observado durante Anuga, una de las ferias alimentarias más relevantes del mundo. “Para la carne vacuna estamos bien, no para las otras carnes”, expresó. Según detalló, Europa ha logrado mantener e incluso aumentar su producción de carne de cerdo, mientras que la carne vacuna sigue decreciendo en su producción. “Por eso digo que la oportunidad o la portera abierta está más en la carne vacuna”, señaló.
En cambio, el panorama para la carne ovina es menos alentador. “Está difícil. Está cara. Es un nicho”, reconoció. Secco explicó que la demanda es limitada y que, incluso en los restaurantes europeos, se observa una menor presencia del cordero. “Estamos intentando ver si podemos combinar algo, pero por ahora, si no le cambiamos la agenda de acceso y el productor no puede recibir una señal sostenida y fuerte, con todas las limitantes que tiene a la hora de producir, yo le veo un desafío grande”, advirtió.
El ejecutivo fue contundente al señalar que desde su punto de vista “es la proteína más desafiada a la hora de sobrevivir en el sistema de producción de Uruguay”.