Durante la jornada técnica lechera Sistema de Producción Hoy ¿Cómo capitalizar oportunidades? Organizada por INIA, CREA y el Inale, el Ing. Agr. Jorge Artagaveytia, del Área de Información y Estudios Económicos del Inale, habló sobre la evolución de los sistemas de producción de leche y de cómo capitalizar oportunidades.

El técnico realizó un repaso histórico que tomó en cuenta el precio de la leche y la productividad de la tierra de los últimos 20 años (2001 a 2021).

“Recordarán algunos que en el invierno del 2002 la leche llegó a valer US$ 0,09 por litro”, comentó Artagaveytia. Luego se dio un pico —entre el 2013 y 2014— con un precio de US$ 0,44 por litro, mientras que posterior a esa fecha el valor por litro “se planchó” sobre un eje promedio de unos US$ 0,30 por litro.

¿Qué paso con la productividad en ese período? En el arranque se estaba con un promedio de 3.600 litros/ha/vaca masa y se llegó a un máximo de 7.000 litros/ha en 2015-2016.

“La productividad por hectárea creció dos años más luego de la caída del precio. Hubo como una inercia de seguir creciendo, pero después la producción y la productividad por hectárea se paró”, advirtió el técnico.

Durante ese período de 20 años el precio de la leche en dólares se multiplicó por cuatro, mientras que la productividad se duplicó.

El uso de concentrados y fibras

La cantidad de concentrados por ha también mostró un salto importante en los últimos 20 años de la lechería. Se arrancó con 460 kg/ha en el ejercicio 2001-2002 por vaca masa para llegar en el 2013-2014, acompañando el incremento del precio de la leche, a 1.855 kg/ha, un volumen que luego tendió a estabilizarse. Al igual que el precio, acá también se dio un crecimiento de cuatro veces en la cantidad de concentrados por ha a lo largo de los últimos 20 años.

Por otro lado, el uso de fibras (el pasto cosechado + las reservas forrajeras), que suelen ser producidas en su gran mayoría en los propios establecimientos lecheros, a diferencia de los granos, tuvo un comportamiento algo diferente.

La fibra se mantuvo prácticamente sin ningún crecimiento en los primeros 10 años de la serie en 3.800 kg/ha. “O sea que en esos primeros 10 años la producción creció casi exclusivamente por la compra de concentrados fuera del establecimiento”, explicó.

No obstante, desde el 2010/11 la producción de fibra y forraje en el establecimiento comenzó a crecer hasta llegar a 5.100 kg/ha, lo que pautó una expansión del 33%.

Productividad

La carga animal en el 2001/02 era de menos de 1 vaca por ha (0,84), se pasó a 1,08 en 2013/14 y a 1,13 en 2020/21, lo que pautó un crecimiento del 34% en las últimas dos décadas, según el Proyecto Costo que monitorea Conaprole.

En lo que respecta a la productividad por vaca masa, se pasó de 4.400 litros en 2001/02, a 6.200 litros en 2020/21, una suba del 42%. Si se mira por vaca en ordeñe se pasó de un promedio de 15,5 litros por día en 2001/02, a 20,1 litros en 2020/21 (+30%). Mientras que la productividad por hectárea se disparó 92% y pasó de 3.600 litros/ha/VM a 7.000 litros/ha/VM en 2020/21.

Por su parte, en el caso de la evolución de la alimentación, el peso de las pasturas pasó del 66% en 2001/02 a 51% en 2020/21, mientras que los concentrados pasaron de 11% al 27% y las reservas prácticamente sin cambios de 23% hace dos décadas atrás a 22% durante el último año relevado.

Los sistemas de producción según encuesta

En base a la Encuesta del Inale 2019 con apoyo del MGAP y Opypa, se identificaron dos grandes sistemas de producción de leche en Uruguay.

Uno con un alto consumo de pasto (ACP) y otro que se caracteriza por tener un alto consumo de suplemento (ACS) que, a su vez, se subdividen en tres grupos dentro de esas grandes categorías.

En el primer caso (ACP), las pasturas en el total de la dieta de las vacas representan entre el 60%-70%, entre 10%-20% de reservas forrajeras y 15%-20% de concentrados.

En el segundo sistema (ACS), el pasto tiene un menor peso relativo (40%-60%), las reservas (20%-30%) y los concentrados (20%-30%).

“Hay productores, chicos, medianos y grandes en todos los sistemas de producción”, indicó el técnico del Inale.

“La gran mayoría de los productores está en los sistemas menos intensivos, pero hay una ruta de productores que están con 2 vacas por hectárea consumiendo muchísimo pasto”, dijo Artagaveytia.

En cuanto al volumen total de producción de leche, cada sistema responde por el 50% de la remisión total, por lo que no hay un predominio de uno sobre el otro.

Por otro lado, hay una tendencia que, a medida que se intensifica la producción, se utilizan más fertilizantes (nitrógeno y fósforo) por hectárea.

 

Resultados económicos

En cuanto al ingreso de capital por ha durante el 2021 con un precio medio de US$ 0,34 por litro, los dos grupos de la punta (más intensivos) de ambos sistemas logran los mayores ingresos de capital.

En el caso de los sistemas más intensivos en pasturas y con más carga animal (2 vacas por ha) se lograron ingresos de US$/ha 838, mientras que en los sistemas con más peso de los concentrados y la misma carga animal se llegó a US$/ha 756.

“Los tres grupos que tenemos con buenos resultados económicos (ACP-3, ACP-2 y ACS-3) apenas son el 25% de los establecimientos totales. Esto deja para adelante desafíos más que importantes”, alertó.

Por otro lado, cuando se consultó a los productores en qué aspectos se planteaba mejorar a futuro, la amplia mayoría de las respuestas (cerca del 90%) se inclinó por aumentar el consumo de pasto en su establecimiento.

“Realmente el discurso de que hay que consumir más pasto caló fuerte en los tamberos”, valoró.

Sin embargo, la gran mayoría de los productores no considera que la carga animal que tiene (salvo los sistemas que ya tienen 2 vacas por hectárea) sea un problema. “Esto es un poco contradictorio, porque somos conscientes que necesitamos más pasto, pero no están claras cuáles deberían ser esas condiciones”, indicó.

 

“No se trata de poner 2 vacas por hectárea y después no tener qué darles de comer. Obviamente que primero hay que tener la comida y después la carga”, resumió.

 

Capitalizar oportunidades

  • Apuntar a mejorar la competitividad del mediano plazo independientemente de la coyuntura de los precios.

 

  • Mantener el foco en incrementar la cosecha de forraje (pasto + reservas).

 

  • La carga es una herramienta clave para mejorar la cosecha de pasto.