El presidente del INC apuntando al campo de María Dolores, en Florida.

A pocas semanas de haber asumido como presidente del Instituto Nacional de Colonización (INC), el Ing. Agr. Alejandro Henry trazó en diálogo con La Lechera las principales prioridades del nuevo Directorio, con foco en el acceso al capital, la escala productiva y la incorporación tecnológica. Además de la atención que concita el proyecto María Dolores y su potencial como “plataforma tecnológica” para la lechería, Henry resaltó experiencias en Canelones, Salto y Florida que apuntan a fomentar emprendimientos colectivos, con foco en la participación de jóvenes y mujeres, y la articulación con instituciones como INIA y el BROU. También señaló que están trabajando en mejorar la agilidad de los procesos sin resignar transparencia, uno de los pilares que, asegura, se quiere preservar a lo largo del período.

 ¿Cuáles son los principales ejes estratégicos que se han trazado para esta etapa al frente de Colonización?

Los ejes estratégicos que nos hemos marcado son tres principalmente. Uno es el acercamiento de tecnología a los colonos, vinculándonos mucho con INIA, la Universidad y todos los generadores de ciencia y tecnología. Queremos que los colonos no tengan limitantes tecnológicas en sus emprendimientos productivos. Otro eje importante es el acceso al capital. Ya estamos trabajando con el Banco República, volviendo a hipotecar tierra para respaldar créditos. Apostamos a inversiones de rápido retorno, como semovientes o producción de forraje. Y el tercer eje es el redimensionamiento de escala de los productores, porque hoy se necesita otro ingreso para una vida digna. Las escalas necesarias para tener una calidad de vida aceptable han ido aumentando a lo largo del tiempo. Antes con menos leche se podía vivir, con menos terneros, se podía vivir. Hoy para tener una vida digna, decorosa, que se pueda mandar a los hijos a estudiar, se necesita otro ingreso, mayor al de antes. Entonces, los predios nos han perdido escala y eso tenemos que tratar de recuperarlo.

 ¿Cómo se determinarán los montos a otorgar de esos créditos con hipotecas y qué volumen de fondos se manejan?

No tenemos un límite fijo. Confiamos en los informes de nuestros técnicos, que conocen a los colonos y su capacidad de repago. Actualmente estamos trabajando con US$ 2,5 millones del presupuesto interno, pero queremos llevarlo a US$ 7,5 millones por año. Las inversiones en pasturas se piensan a 24 meses de plazo para su repago, y en ganado, a cuatro o cinco años, con cierta elasticidad según el perfil de cada colono.

 ¿Qué avances concretos hubo en la adjudicación de tierra para lechería y otros sectores?

La pasada semana asignamos áreas a cuatro productores lecheros y a un hijo de colono en Salto. También en Canelones se adjudicó un predio a 20 viticultores agrupados en la cooperativa Bica, que trabajarán viñas en común. Tienen convenio con una cooperativa de Galicia que les asegura la colocación del vino. En ese mismo predio habrá ganadería con cinco jóvenes productores y una productora hortícola. Visitamos también el campo de recría de Florida, que inspiró el proyecto María Dolores, donde se inseminaron más de 2.000 vaquillonas con muy buenos resultados.

 ¿Cómo se estructura el proyecto María Dolores y qué potencial tiene en términos de escala y alcance?

El proyecto tiene tres áreas: 16 emprendimientos lecheros individuales, una unidad de producción de forraje de 1.200 hectáreas bajo riego, y un campo de recría de 700 hectáreas. La producción de forraje podría abarcar entre 100 y 200 productores, priorizando a los más pequeños. Se hará un llamado abierto, con preferencia para mujeres y jóvenes. Pensamos incorporar el corral, quizás con algún convenio con INIA, que permitiría aprovechar mejor los terneros machos y avanzar en investigación sobre carne en sistemas Holando. Vamos a escuchar propuestas dentro de los lineamientos que estamos dando desde el Instituto para el campo de forraje y para el campo de recría. En Florida hay experiencias más que exitosas de distintas gremiales de productores.

 ¿Cómo se financiará este proyecto?

La idea es vender el casco con los olivares, lo que nos daría un monto inicial importante. Ya hay interesados. También hemos hablado con el Banco República para financiar los tambos, animales y la puesta en marcha. Queremos que María Dolores sea una plataforma tecnológica demostrativa con sistemas de ordeñe modernos. Está bien ubicada, en el corazón de la cuenca lechera, y puede tener mucho impacto. Nosotros venimos de INIA y bueno, hay experiencias muy buenas con el tambo robotizado, por ejemplo, y todo lo que se puede hacer con la transferencia tecnológica.

 ¿Qué diagnóstico hacen sobre la dinámica interna del Instituto y sus tiempos de respuesta?

Queremos mejorar la eficiencia sin resignar transparencia. Hay procesos que llevan tiempo, como la calificación uno a uno de los aspirantes, y eso es necesario para garantizar equidad. No compartimos las asignaciones directas. Apostamos a potenciar la web, mostrar el endeudamiento (que es muy bajo) y visibilizar que el esfuerzo de la sociedad tiene un impacto real. Cuando una industria cae, se afecta toda la comunidad. Retener gente en el campo también es una forma de cuidar los pueblos del interior.

 

 

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