El economista Martín Alesina de CERES fue el encargado de presentar los beneficios y el impacto económico que tendría una expansión del riego sobre la lechería uruguaya en una actividad organizada por la SPLF.

En su presentación, el experto se preguntó “qué se puede hacer para impulsar al sector” en Uruguay, en un contexto global donde se proyecta un aumento de la demanda de productos lácteos liderada por India y Pakistán por el crecimiento de sus ingresos y población. Además, se prevé un aumento del consumo de queso a nivel global, impulsado por la urbanización y el aumento de ingresos en regiones donde tradicionalmente no formaba parte de la dieta.

Alesina recordó que el volumen de leche producido en Uruguay en 2023 (2.115 millones de litros) fue apenas 5% superior al promedio de la última década.

 

Los fondos y “la mejor opción”

El Fondo de Garantía para Deuda de Productores Lecheros (Fogale) fue creado por ley en 2018 con el objetivo de mejorar el perfil de endeudamiento de los productores lecheros y mejorar la eficiencia, competitividad y estabilidad del sector. Este fondo se financia mediante una retención al precio de la leche pasteurizada de $ 2,281 por litro. En el marco de la Ley Nº20.112 del año 2023, se facultó al Poder Ejecutivo a prorrogar la retención por litro de leche “por hasta un máximo de 10 años, en el marco del financiamiento de un proyecto que se elabore con el objetivo de generar estabilidad en el sector lechero”.

Alesina indicó que cuando se les preguntó a los tamberos cuál es la mejor manera de utilizar esos fondos, el 87% respondió que la “mejor opción” es el riego porque acceder a reservas forrajeras es considerado “el mejor seguro”. En ese sentido, casi el 90% de los productores considera que maximizar consumo de pasto por vaca, maximizar la producción y maximizar consumo de pasto por hectárea son las medidas con mayor impacto para reducir costos de producción.

“El riego impulsa la productividad y estabilidad de la producción y minimiza la incertidumbre, clave para adoptar tecnología e invertir, además de actuar como una herramienta anticíclica”, destacó el experto.

El trabajo de CERES advierte que en el futuro se espera una mayor demanda hídrica por plantaciones y ganado, aumento de temperatura y mayor probabilidad de olas de calor. Las probabilidades de que vuelva La Niña son de 50% en el tercer trimestre de 2024, lo que incrementa las probabilidades de una nueva sequía para Uruguay.

Por la seca de 2023/24, la pérdida para el sector lácteo se estimó en US$ 136 millones, por mayores costos y menor producción.

Con alta proporción de productores pequeños (80%) y campos arrendados (+de 50%), utilizar riego permitiría una disponibilidad estable de forraje a quienes no podrían acceder de otra manera. Actualmente, solo el 5% de los establecimientos tienen riego en el país.

 

¿Cómo hacerlo?

De acuerdo a CERES, se necesita inversión en equipamiento y agua para poder introducir sistemas de riego. Si bien es extendida la electricidad en los establecimientos, es necesario el apoyo de UTE para financiamiento de infraestructura eléctrica.

Además, se regaría en zonas estratégicas para desde allí distribuir. Es necesario generar una coordinación acorde para un uso y distribución eficiente de los recursos, así como difundir su existencia y los beneficios de su introducción. “Es importante contar con el apoyo de los actores involucrados en el sector, principalmente buscar alineación entre gremiales de productores, industria y gobierno”, plantea el trabajo.

CERES plantea regar un 70% del área para reserva de fibra (silo de pasturas, maíz, entre otros) y un 30% para granos (maíz).

El plan plantea alcanzar a regar unas 5.000 hectáreas, por pívot central, en zonas estratégicas. Se podrían ubicar en campos de recría, predios lecheros de colonización y establecimientos privados.

Asimismo, para lograr una expansión significativa del riego en el sector, se debe impulsar además la adopción del riego a nivel tanto individual como multipredial en pequeños y medianos productores.

Con los recursos del Fogale, se podría llevar el riego a 100 establecimientos (5% del total) y regar el 30% del predio (60 ha por predio en promedio). Esto implicaría introducir otras 6.000 ha.

El costo de la inversión proyectado para el riego es de US$/ha 4.500. Así, la inversión total en los predios individuales (6 mil ha) sería de US$ 27,5 millones, mientras que en bancos de forraje (5 mil ha) rondaría los US$ 22 millones. La inversión global llegaría así a los US$ 49,5 millones.

El riego en pasturas y maíz mejora la productividad y estabilidad de la producción a través de una mayor disponibilidad de alimentación. Además, genera mayor eficiencia en la estructura de alimentación, fortalece la recría y permite que se introduzcan más vacas por hectárea.

La productividad de un tambo más que se duplicaría y pasaría de 7.700 litros/ha/vaca masa en pasturas de secano a 19.300 en predios con riego. Con la introducción del riego en el predio, la producción aumenta 150% fundamentalmente por una mayor carga de vacas por hectárea.

El riego generaría un aumento de la producción de 190 millones de litros de leche adicionales, lo que incrementaría en 8,5% la producción y 11% las exportaciones.