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El vicepresidente de la Federación Rural, Ing. Agr. Jorge Andrés Rodríguez, sostuvo que “así como hay un ProCría para el ganado vacuno, el país precisa un ProOvino”, enfocado en el desarrollo y fortalecimiento del rubro ovino, remarcando la necesidad de políticas diferenciadas que contemplen las particularidades del sector.
Explicó que, en el contexto actual, “escuchamos a técnicos que recomiendan bajar la carga para preñar más vacas, y lo primero que sacan es la oveja”. Ante esta situación, valoró la intervención de la delegada de la Federación Rural en el Plan Agropecuario, quien “alertó y trabajó muy bien para revertir esa tendencia”.
En octubre se informó la venta de un 16% más de lana que en 2024
El vicepresidente insistió en que no se trata de una competencia entre especies, sino de entender la complementariedad entre rubros. “Por supuesto que necesitamos un plan ovino, y aunque hay muchas cosas que se están haciendo bien, todavía es poca cosa frente al potencial que tiene la producción de carne y lana”, agregó.
Oportunidades desaprovechadas
Rodríguez señaló que el buen momento del mercado de la carne ovina no se traduce necesariamente en una expansión del rubro. “La carne vale cinco dólares y pico, cualquier ovino se puede vender a Brasil, de cualquier peso, y sin embargo no logramos consolidar un crecimiento sostenido de la majada nacional”, sostuvo.
El dirigente destacó que una de las limitantes más importantes sigue siendo la falta de un sistema de especialización similar al que caracteriza a la ganadería vacuna.
“En el ovino, parte de la solución pasa por diferenciar claramente a los tipos de productores: el lanero y el criador carnicero. En el vacuno eso está establecido; hay criadores, invernadores y una cadena definida. En el ovino, en cambio, seguimos mezclando objetivos productivos”, explicó.
Para Rodríguez, uno de los cuellos de botella aparece cuando se intenta transferir corderos jóvenes desde zonas de cría en el norte hacia sistemas de invernada en el sur del país. “Llevás un cordero bien criado de acá del norte, de 20 y pico de kilos, para las praderas del sur, pero cuando le metés 15 kilos más apenas pagás el flete, pero no podés seguir porque te matan en el precio”, detalló. Esta estructura de precios, añadió, impide aprovechar el verdadero potencial de productividad de la especie.
El peso de carcasa y la especialización carnicera
Durante una reciente misión a Brasil, Rodríguez observó sistemas de cría y engorde ovino de alta eficiencia, que podrían servir como referencia para el desarrollo local.
“Estuvimos con el presidente Rafael Normey, visitando una productora de Ile de France. La oveja pesaba 120 kilos y el cordero 50 al pie. Le preguntamos cómo vendía eso y nos dijo: ‘es lo mejor que hay, la oveja se embarca y la paleta da todos los cortes, hay consumo y costumbre’”, relató.
El dirigente explicó que ese nivel de especialización aún está lejos de consolidarse en Uruguay, donde el consumo de carne ovina sigue siendo limitado. “Acá no sabemos comer carne ovina, y eso pesa mucho en el mercado interno. Pero el tema del peso de carcasa es central. Tiraría para arriba toda la cría carnicera si se lograra avanzar en ese sentido”, sostuvo.
Según el vicepresidente de la Federación Rural, buena parte de los corderos carniceros uruguayos se producen todavía en majadas de orientación lanera, lo que restringe el desarrollo de un rubro carnicero competitivo.
“Estamos haciendo carne de cordero con cría de lana. Se puede, sí, pero no es lo adecuado. Es como tratar de hacer lana con una raza carnicera: no se puede. A medida que nos especialicemos más, la producción ovina va a crecer en eficiencia y en resultados económicos”, afirmó.
Rol del pequeño productor
“Se preocupan por los datos de preñez de las vacas, porque no llega al 80%, pero nadie habla del porcentaje de preñez de las ovejas, en parte porque no se declara. Muchos corderos nacen y mueren en el mismo ejercicio, y no hay una trazabilidad clara de los resultados”, explicó.
El ingeniero agrónomo recordó que la oveja cumple un papel estratégico para el pequeño y mediano productor, especialmente en el sur del país, donde los sistemas de cría mixta permiten diversificar ingresos y reducir riesgos.
“Hay que ver lo que ha crecido la oveja y lo que aporta al productor familiar. En muchos casos, es la que mantiene la caja cuando los precios del vacuno se ajustan”, expresó.
En ese sentido, defendió el valor del rubro como herramienta de estabilidad económica y social. “El ovino es fundamental para sostener la producción familiar, y cada vez que cae la majada, se pierden oportunidades de desarrollo en esos sectores”, advirtió.
“La lana fue durante muchos años el tipo de cambio de la oveja, cubría todos los costos y nadie miraba nada. Pero cuando la lana tocó el piso, todos empezamos a mirar de otra manera, incluso los que tenían lana fina”, señaló y aseguró que “aquellos que conservaron la oveja y siguieron trabajando bien, lo pueden ver en los resultados. En las cabañas se observa una mejora significativa en rendimientos y calidad de lana”, afirmó.
De esta forma, el dirigente consideró que la recomposición de precios laneros y la valorización de la carne ovina constituyen una oportunidad para relanzar el rubro.
Sin embargo, insistió en que será necesario un plan estructural que articule a instituciones y productores. “Hay que trabajar con una mirada integral, porque el potencial de la oveja es enorme. Pero sin una estrategia nacional, vamos a seguir perdiendo espacio frente a otros rubros”, concluyó.


