El Día del Merino finalizó en la noche del pasado jueves en el predio de la Agropecuaria de Salto, con el tradicional remate de vientres y reproductores, que este año estuvo a cargo de las firmas Correa y San Román y Zambrano y Cía., con una inscripción previa entre concurso y remate de 33 machos y 27 hembras seleccionadas.
Bajo el martillo de Gerardo Zambrano y Martín San Román, el remate se desarrolló con demanda selectiva pero firme, quedando claro que el productor elige con los datos el producto que necesita de acuerdo a su majada.
Algunos ejemplares destacados no pasaron por pista. Si lo hizo el mejor reproductor de la muestra de “La Magdalena” de Los Tordos, que se inició con una oferta de US$ 5.000 por el 50%, valor final de US$ 10.000 por el que Nelson Esteba adquirió el ejemplar en la primera oferta.
Posteriormente se vendió un producto en US$ 3.500, el 50%) por lo que el valor final asciende a US$ 7.000, integrante del Tercer Mejor Lote de La Magdalena.
De las cabañas participantes en el Día del Merino, fueron comercializados 20 carneros y borregos, entre US$ 10.000 y US$ 450, promedio U$S 1.750. Las 26 hembras se pagaron entre US$ 1.000 y US$ 200, promedio U$S 361.
Finalmente, y de forma virtual, se vendieron vientres generales. Fueron 135 borregas a U$S 135; 146 borregas en U$S 120 y 70 borregas en U$S 100.
Buen balance
El presidente de la Sociedad de Criadores de Merino Australiano del Uruguay (Scmau), ingeniero agrónomo Fernando Dutra Da Silveira, señaló tras la finalización del remate, que “las ventas anduvieron bien, a pesar de que quedó algún animal sin venderse, lo que con las actividades durante el día “hacemos un muy buen balance”.
Gerardo Zambrano dijo que “esto es un clásico” y recordó cuando hace 22 años “fuimos al despacho del doctor Jorge Batlle –presidente de la República—, que daba manija con todo esto”. Acotó que “fueron varias instituciones apuntaban a algo que podía pasar y al final pasó. Hoy tenemos un nivel de Merino fino y superfino que acá mostró la realidad”.
Y fundamentó en el nivel que se expone y que lleva a que, en lo comercial, algunos animales puedan quedar sin vender por “las exigencias lógicas del productor”, al tiempo de indicar que las hembras se vendieron todas de forma fluida y rápida en las que fueron a concurso”.
Para Carlos Martín Correa, el remate “fue muy selectivo, el productor va a buscar cierto tipo de lana, cierto tipo de animal, y eso fue lo que se buscó en las ventas, pagándose realmente bien los carneros de punta”.