Foto: Ambito

Con entre 4,5 y 5 millones de hectáreas bajo el agua en la provincia de Buenos Aires, la pérdida potencial para el campo superaría este ciclo productivo los US$ 2.400 millones entre inversión que no se haría y margen bruto que no se lograría. Se trata de un cálculo que tomó los costos directos en agricultura y ganadería y busca mostrar qué podría pasar si esas zonas no pueden producirse a tiempo.

La estimación fue realizada por Ignacio Iturriaga, uno de los productores afectados por el anegamiento que afecta a gran parte de los partidos del centro oeste bonaerense desde mayo pasado. El productor aplicó los costos directos de agricultura y cría sobre la superficie inundada y concluyó que, si esa área no pudiera sembrarse, el impacto económico directo sería de US$2466 millones, según su propio informe técnico.

 Allí detalló que la superficie anegada se reparte en 2,25 millones de hectáreas agrícolas y 2,25 millones de hectáreas ganaderas, con costos directos de US$ 466 por hectárea en agricultura y US$50 por hectárea en cría. Estimó márgenes brutos de US$ 400 por hectárea agrícola y US$180 por hectárea ganadera.

Iturriaga precisó que construyó el cálculo a partir de los costos directos publicados en Márgenes Agropecuarios y de los márgenes brutos de maíz, soja, girasol y cría.

Su cuenta contempla dos efectos simultáneos: por un lado, US$ 1.161 millones de inversión no realizada y, por otro, US$ 1.305 millones de margen bruto que queda en suspenso, lo que lleva al impacto total estimado de US$ 2.466 millones.

Destacó que ese impacto no recae únicamente sobre quién siembra o cría. “Lo que no se invirtió por estar tapado de agua no es plata que pierde el productor: es plata que pierde el de la estación de servicio por el gasoil que no vendió, el que vende insumos, el contratista. Es plata que no se invirtió en el pueblo y también plata que no va a haber en el pueblo para invertir de vuelta el año que viene”, dijo.

Por su parte, Pablo Ginestet, secretario de Carbap, indicó que, si bien hoy se habla de entre 4,5 y 5 millones de hectáreas afectadas, una parte de esa superficie podría sembrarse más adelante, “más tarde o con otro cultivo”, por lo que el escenario aún no está cerrado.

En ese sentido remarcó que el impacto económico debe interpretarse como un riesgo y no como una pérdida consolidada: “A grandes rasgos, puede haber en juego unos 2.000 millones de dólares, pero eso aún no está perdido. Lo que sí está claro es que está en riesgo”, expresó.

Fuente: La Nación -Pilar Vázquez 

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