La zafra de cultivos de invierno ya comenzó a rodar en distintos puntos del país, mientras se espera por la cosecha de una de las peores zafras de verano de los últimos años por la aguda sequía que sufrió el país.

En ese contexto, la planificación de las siembras de los tres principales cultivos (colza, trigo y cebada) cobra máxima importancia, en la medida que un nuevo traspié para la agricultura implicaría un duro revés para este sector.

En el marco de la III Jornada Nacional de Cultivos de Invierno, el Ing. Agr. Pablo Sánchez, presidente de Fucrea, dijo que los cultivos de invierno pasaron a ser un componente “clave” en el proceso de intensificación de la agricultura y que por ello era necesario contar con información de calidad para que ese desarrollo pueda ser “sustentable” y “sostenible”.

A su turno, el Ing. Agr. Gonzalo Invernizzi, asesor agrícola-ganadero de Fucrea, realizó una presentación donde analizó los resultados de la última zafra para determinar cuáles fueron las principales variables que determinaron el rendimiento de colza, trigo y cebada en las chacras de los grupos CREA.

Durante esa campaña el área de cultivos de Fucrea totalizó 70.094 hectáreas (ha), con un aumento del 26% respecto a la campaña anterior. La colza sobresalió con un incremento de siembra del 101% (29.997 ha). Esa campaña cerró con un rendimiento récord en trigo (4.986 kg/ha) y cebada (4.922 kg/ha), y la segunda mejor marca histórica en colza (1.844 kg/ha) para los productores CREA.

En el caso del cultivo de colza, en los últimos 3 años el promedio de las charcas nuevas rindió 238 kg/ha más que las chacras viejas, comentó Invernizzi. A su vez, las colzas invernales sembradas en abril terminaron con un rendimiento de 3.623 kg/ha, mientras que las invernales sembradas en mayo rindieron 1.756 kg/ha. “El año pasado fue muy relevante haber sembrado las colzas invernales en su fecha óptima, que es abril”, indicó.

El asesor de Fucrea destacó que los rendimientos techo “explotaron”, pero se tuvo “cierto lastre” en el promedio general por el efecto de aumento de área en zonas donde quizás no se debió sembrar colza.

Invernizzi indicó que la principal variable que incidió en el rendimiento de la colza fue que las chacras tuvieran un antecesor de verano (maíz de primera, pradera y girasol). En estos casos las chacras de Fucrea rindieron 2.481 kg/ha, mientras que las que tuvieron (soja de primera, soja de segunda, maíz de segunda, sorgo y otros) llegaron a 1.728 kg/ha.

La otra variable que incidió en el rendimiento de este cultivo fue el antecesor de invierno. En los casos donde hubo barbecho y pradera, las chacras rindieron 2.014 kg/ha, mientras que las que tenían coberturas, colza, trigo, cebada, avena o campo natural rindieron 1.728 kg/ha.

El nitrógeno también fue otra variable que incidió. Las chacras que aplicaron más de 100 kg/ha (1.788 kg/ha) obtuvieron casi 300 kg/ha más que las que lo hicieron por debajo de ese umbral (1.506 kg/ha).