Una racha de semanas de lluvias y días húmedos le pusieron cierto panorama de incertidumbre al arranque de la zafra de sojera 2023/24, que en lo previo tenía muy buenas expectativas en cuanto a los niveles de rendimiento. Con muchas chacras que están prontas, pero con exceso de humedad, se ingresa en un terreno de cierta inquietud para los productores ante la decisión de cosechar con un porcentaje de humedad superior a lo normal (y pagar costos extras de secado) o aguardar por los días secos para meter las cosechadoras en las chacras.
A nivel climático, varios modelos están anticipando un arranque de semana nuevamente con lluvias, tras la tregua que dio el sábado y domingo. Este panorama le ha puesto un freno adicional a la ya retrasada venta de la oleaginosa por parte de los agricultores respecto a zafras anteriores.
El gerente de negocios de granos de Cargill, Joaquín Basso, aseguró a Informe Tardáguila que las “ventas siguen muy lentas. La gente con estos precios en torno a los US$/t 400 no vende”, indicó. Añadió que cuando se dio ese pico hace algunas semanas atrás de US$/t 410-415, hubo cierto empuje en la concreción de negocios, pero ahora nuevamente reina la calma en el mercado. “Ahora se sumó todo este período de lluvias y se puso más complejo. Hasta que las máquinas no ingresen nuevamente a las chacras, las ventas van a estar un poco frenada; el nervio no es chico”, advirtió.
Basso indicó que hoy existe un “porcentaje importante” de soja que está pronta para levantar de los campos, pero los pronósticos climáticos no están ayudando. “Seguro que cuando comience a tomar ritmo la cosecha las ventas de soja van a acelerarse. Ahí lo que tenemos que ver si esa misma situación se da con Argentina y Brasil y todos vendemos juntos. Quizás ahí se puedan venir un poco para atrás los precios, pero la realidad es que hoy la demanda está firme y que no logra cubrirse con la demanda existente. Eso es un poco lo que ha explicado la apreciación de las primas en los últimos 45 días”.