El sector arrocero uruguayo siempre ha logrado los niveles productivos más altos de la región y ha trabajado intensamente en el intento de disminuir la brecha entre los mayores y menores rendimientos, de la mano de la investigación y el compartimiento de la información entre los propios productores para lograr fortalecer el sector.
El representante de la Gremial de Molinos Arroceros (GMA), Raúl Uraga, en el marco del 18 Taller de análisis tecnológico-productivo de la zafra de arroz 2021-2022, hizo referencia a la necesidad de aggiornar el avance en las diferentes variedades a través de la genética con las recomendaciones de nutrición y manejo a nivel productivo.
Uraga recordó que hace algunos años “Achim Dobermann nos dijo que en esta situación climática se podía llegar a los 14.000 kilos; lo mirábamos y decíamos, este tipo está loco”. Sin embargo, en la actualidad se habla en el país de rendimientos que pueden llegar a 13.000 kilos por hectárea, por lo que “muchos de los libros que teníamos a nivel de nutrición quedaron obsoletos, porque nuestras recomendaciones en nutrición estaban basadas en una variedad para 10.000 kilos”.
El representante de los molinos dijo que “hay que revisar todo, porque la infraestructura quizás ya no sea la misma, la nutrición tampoco lo es, ni el manejo, así que me parece que acá hay que escribir los libros de vuelta”.
Además, demandaron que la investigación avance en nuevas variedades de alto valor, ya que los trabajos que se han desarrollado hasta el momento fueron a impulsos individuales de los distintos molinos. “En Sudamérica tenemos valores para el arroz blanco de US$ 500 la tonelada y el reporte de hoy marca que hay arroces de US$ 900, 1.000 y de 1.400; entonces, ¿por qué Uruguay no puede tener producción de este tipo de cosas?”, se preguntó el representante de la industria.
Uraga marcó la importancia de tener “algo de mayor valor” de manera de diluir los altos costos que se tienen para producir a nivel de chacra y de la industria, al igual que los valores de los fletes”.