El mercado de tierras en Uruguay atraviesa un momento de fuerte dinamismo, impulsado por una demanda selectiva que busca inversiones seguras en campos para arrendamiento. Así lo explicó el Ing. Agr. Ignacio Mullin, integrante de la Cámara Uruguaya de Inmobiliarias Rurales, quien detalló que, aunque hay una creciente oferta de tierras, esto no necesariamente se traducirá en una baja de precios. “En los últimos años hemos visto una demanda fuerte e insatisfecha en los arrendamientos, porque no era fácil conseguir campos y los precios estaban un poco inflados”, señaló Mullin, dejando en claro que el comportamiento del mercado dependerá de cómo se desarrollen las negociaciones y la disponibilidad de tierras en el futuro cercano.

En el segmento de la ganadería, la situación varía según la región. En el norte del país, donde predominan los campos de basalto, los precios de arrendamiento se fijan en base al valor del novillo, mientras que, en las zonas más mixtas, con posibilidad de hacer agricultura, se utilizan dólares por hectárea como referencia. “El mercado internacional de la carne está pujante y los indicadores son positivos, por lo que las perspectivas para el sector ganadero son buenas”, explicó Mullin. Sin embargo, el especialista advirtió que en años anteriores se pagaron valores elevados por el arrendamiento de algunos campos: “Se estaban sobrepagando algunos predios porque muchos productores querían crecer en escala o mantener sus tierras a toda costa”.

En cuanto a los valores de compra, el tipo de suelo sigue siendo el factor determinante. En el norte, los campos de basalto profundo pueden alcanzar los US$/ha 3.500, mientras que los de menor calidad se comercializan entre US$/ha 1.500 y 2.500. En contraste, las tierras agrícolas han mantenido precios altos, con valores que superan los US$/ha 10.000 por hectárea en zonas estratégicas como Colonia, Soriano o el litoral de Paysandú y Río Negro. “Los campos agrícolas han vuelto a los valores de hace unos años, con un rango de entre US$/ha 7.000 y 9.000 según la calidad del suelo y la proximidad a áreas productivas clave”, precisó el ingeniero.

Sobre la posibilidad de que un aumento en la oferta de campos arrendables provoque una caída en los precios, Mullin fue cauteloso. “Habrá que ver cómo evoluciona la puja entre oferentes e interesados, pero no creo que los valores vayan a bajar drásticamente”, sostuvo, subrayando que aún existe una demanda insatisfecha. Además, destacó que la situación de algunas empresas ganaderas en concurso voluntario, como República Ganadera y Conexión Ganadera, podría demorar la salida de sus tierras al mercado. “Esos campos no van a estar en oferta en 2025, porque las negociaciones avanzan para mantenerlos operativos en el largo plazo”, aclaró.

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