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Una llamativa e increíble paridad tuvo el resultado del balotaje ayer, con una clara mayoría en Montevideo volcándose por la fórmula del Frente Amplio, Martínez-Villar, y con el interior apoyando claramente a la del Partido Nacional, Lacalle-Argimón.

La diferencia con casi la totalidad de los votos escrutados era del orden de los 30 mil votos a favor del candidato de la oposición, lo que lo convierte en claro favorito para ser el Presidente electo, pero sin que el resultado sea definitivo. Los votos observados son unos 35 mil.

En cualquier caso, el ganador no llegará al 50% de los votos, lo que no lo deja en una posición sólida para gobernar.

Hubo que esperar hasta pasadas las 23:30 de la noche para escuchar las posturas de los candidatos. Daniel Martínez no asumió la derrota, postura lógica porque matemáticamente no perdió las elecciones. Además, quedó lejos de ser el “padre de la derrota”, que lo hubiese hundido políticamente si la diferencia hubiese sido la que preveían las encuestas.

“Queremos una sociedad en paz y unida”, dijo Lacalle Pou en su discurso, con la “convicción” de que estará asumiendo la Presidencia el 1º de marzo próximo. Lamentó no haber recibido la llamada del candidato oficialista, a pesar de que el resultado de la elección es “irreversible”. Usó a su favor las dos mitades, en el entendido de que se precisará de todos para sacar el país adelante.

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