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La primavera ha evolucionado de manera excelente para la producción de pasto. Le faltó algo de sol para ser óptima, pero tuvo el agua suficiente como para garantizar una entrada al verano con buen nivel de agua en el perfil. Esta situación estaría descartando la posibilidad de sorpresas desagradables entre las últimas semanas del año y las primeras del siguiente.

El clima se suma a una presión de pastoreo que es la más holgada de los últimos años, tanto por una disminución de las Unidades Ganaderas por hectárea como por un aumento en la producción de forraje.

De acuerdo con los datos de DICOSE para mediados de este año, el rodeo vacuno se contrajo por tercer año consecutivo a 11,16 millones de vacunos. La majada aumentó en 2018/19, pero su pero es mínimo. A su vez, el rodeo vacuno es más joven, por lo que el descenso en las Unidades Ganaderas es proporcionalmente mayor a la caída en la cantidad de cabezas. A mediados de año había en el país 9,77 millones de Unidades Ganaderas, 2% menos que un año antes y 8% por debajo del pico de 2016.

Por lo tanto, la demanda por forraje disminuyó.

Mientras tanto, la superficie destinada a la ganadería se ha mantenido relativamente estable, pero con un aumento en la producción de forraje determinado por el crecimiento del área mejorada. Las praderas permanentes ocupan 1,24 millones de hectáreas con 352 mil hectáreas de praderas nuevas. Ambos números son los más altos desde 2008, cuando la soja todavía no había alcanzado la importancia que logró en esta década —no llegaba a 500 mil hectáreas— y los precios ganaderos habían llegado al anterior pico histórico, justo antes de la crisis de Lehman Brothers.

Las Unidades Ganaderas por hectárea ganadera bajaron al entorno de 0,71, la menor desde principios de siglo. El último pico había sido en 2016, cuando alcanzó 0,77 UG/ha. Pero además, como se dijo, esa área ganadera tiene un mayor potencial de producción.

El mayor potencial en la producción de forraje, la menor carga ganadera y las buenas condiciones climáticas durante la primavera garantizan una holgada producción forrajera. Hay pasto y todo indica que lo seguirá habiendo en los próximos meses, a no ser que las condiciones del tiempo cambien drásticamente. Esto pone un piso a los precios de las categorías de reposición, de por sí recalentados por las elevadas cotizaciones de la hacienda para faena. En las actuales condiciones, no parece que la reducción de la exportación de terneros en pie tenga un impacto decisivo sobre los precios de esta categoría.