Pese a las numerosas críticas que se le hace a la producción de ganado bovino en materia ambiental, dos campos ganaderos ubicados en las provincias argentinas de Entre Ríos (San Esteban) y Córdoba (Ralicó) lograron obtener la primera Declaración Ambiental de Producto (EPD) carbono negativa de la producción de un kilo de peso vivo.

Ambos campos realizan ciclo completo y manejan un sistema silvopastoril en el que, dentro de un monte nativo, incorporaron una especie forrajera con siembra aérea. Con el objetivo de exportar en el futuro carne envasada al vacío, hace dos años encargaron al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) las mediciones de los impactos ambientales necesarios para la certificación, incluida la huella de carbono, cuyo principal factor de emisión en este caso son los gases de metano entéricos del animal.

Según el especialista del INTA Rodolfo Bongiovanni, en este caso se puedo demostrar que las emisiones de los animales, que son elevadas, fueron inferiores que el secuestro de carbono producido por los árboles y las pasturas. El estudio demostró que, tomando solo la etapa de producción a campo, el balance de carbono en el sistema resultó en -1,77 kg CO2 eq por cada kilogramo de peso vivo en el predio.