A menos que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, tenga un inesperado cambio de opinión, pronto será un delito vender o fabricar carne cultivada en laboratorio en el “estado del Sol”. Un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado de Florida está actualmente a la espera de la firma de DeSantis, quien manifestó ya su oposición a lo que denomina “carne falsa”. Si el proyecto se convierte en ley, cualquiera que venda, fabrique o distribuya carne cultivada en Florida será sancionado con una multa que alcanzaría los 500 dólares y 60 días de prisión.

Además del proyecto de ley de Florida, también otros en Alabama, Arizona, Kentucky y Tennessee van por el mismo camino. Si se aprueban, algo ciertamente poco probable, unos 46 millones de estadounidenses no tendrán acceso a una forma de carne que muchos esperan que sea más respetuosa con el planeta y los animales.

La ola de legislación propuesta, que incluye leyes de etiquetado muy estrictas, tal vez resulte sorprendente, dado que la carne cultivada en laboratorio no está a la venta en ningún lugar de Estados Unidos en este momento. Ya era poco probable que los habitantes de Florida tuvieran en sus manos una chuleta de pollo cultivado, pero la prohibición propuesta elimina esa opción por completo. En una carta, el Instituto Norteamericano de la Carne (NAMI, por sus siglas en inglés), organismo comercial que representa a las empresas del sector cárnico, se opuso a la prohibición, alegando que entra en conflicto con la ley federal y es “una mala política pública que restringiría las opciones del consumidor y reprimiría la innovación”, consignó Wired.